[2] La cobertura del sistema para aquellos niveles considerados obligatorios es alta y similar a los países de la OCDE.
[3] En materia educativa, el Estado asume un rol subsidiario y promueve la participación de los privados en un entorno regulado.
Un extenso marco normativo, internacional y nacional, ha regido el Sistema educativo de Chile.
[4] Un extenso marco normativo, internacional y nacional, ha regido al sistema educativo de Chile.
[7][8] Los principios jurídicos contenidos en ambos cuerpos del derecho internacional, son la base e inspiración para la legislación nacional; la que los recoge e interpreta, de acuerdo a la ideología política de los legisladores y gobernantes.
En la Colonia, la educación estuvo mayormente a cargo de la Iglesia, especialmente las congregaciones religiosas establecidas en el país, destacando los Jesuitas y Dominicos.
Una vez afianzada la organización del Estado, se suceden diversos hitos en materia educacional.
Durante el siglo XIX convivieron los sistemas público y privado de educación, este último dominado por la Iglesia Católica.
Por otro lado, la Universidad de Chile se expandiría por el país creando varias sedes regionales, lo que sería imitado por la UTE y la Católica.
Esta prueba permite un sistema integrado, simultáneo y coordinado entre las diversas instituciones.
Esto ha provocado críticas al sistema por parte de estudiantes y egresados.
La cobertura del sistema educacional chileno es prácticamente universal, como ocurre en países desarrollados, teniendo índices de matrícula que representan esa realidad.
La matrícula en Educación Básica (EGB) alcanza al 99,7 % de los niños entre 7 y 14 años.
Los SLE serán constituirán servicios públicos descentralizados cuyo objeto único será la provisión del servicio educacional en sus respectivos territorios de competencia, y se conformarán mediante un proceso gradual que durará hasta el año 2025.
Esta institucionalidad profundizó la segmentación social, característica histórica de la educación chilena.
La reforma de los años ochenta reforzó la estratificación social, por la diferenciación que se indujo entre escuelas privadas subvencionadas y municipales.
Llegada la democracia se desarrollaron una serie de iniciativas destinadas a implementar la equidad, igualdad y calidad educativa; ello con alta inversión en infraestructura, proyectos de mejoramiento educativo, jornada escolar completa, etcétera; ha pasado el tiempo y en estos últimos años se ha optado por una reforma educacional de envergadura, destinada a modificar la estructura del sistema vigente.
Cabe preguntarse, si todas las iniciativas en educación logran o no el objetivo central, que es aportar al crecimiento económico con recursos humanos más calificados y productivos, para igualar oportunidades y reducir las brechas de aprendizaje entre los jóvenes, sirviendo además las demandas sociales.
Pero hay desafíos, un estudio del PNUD en Chile señala que los jóvenes de los estratos medios bajos y bajos, no consiguen los mismos resultados que los jóvenes de origen familiar más acomodado.
Sumamos a ello el efecto que tendrá la creciente automatización de los procesos productivos en empleos.
Quizás, un tema no estudiado en términos académicos sea el futuro impacto que tendrán en este cuadro los “nuevos chilenos”, vale decir, los hijos de inmigrantes y los jóvenes extranjeros que se radicarán definitivamente en el país, ellos vendrán a sumarse a la demanda por educación superior y empleo, para lo cual, habrá que adecuar las políticas públicas, tanto para el acceso y financiamiento para la educación como también para la incorporación laboral de todos los jóvenes, será el desafío para el siglo XXI.
No obstante, el uso de éstas tecnologías es aún limitado en tareas como planificación y gestión, hay baja o nula capacitación y su uso en las clases se limita a la utilización de plataformas para el aprendizaje.
[48] Según un artículo publicado por el historiador Luis Igor Antías, indica que "la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en su documento “Education at a Glance 2024”, revela que el sistema educativo chileno presenta indicadores con avances y retos , cuyo énfasis debe ser la equidad, la inversión y resultados educativos, así como el impacto de la pandemia de COVID-19"[49].
A pesar de que hombres y mujeres en Chile tienen niveles educativos similares, persisten desigualdades en el mercado laboral.
No obstante, solo el 22% de la población adulta en Chile tiene educación superior, 14 puntos porcentuales por debajo del promedio de la OCDE, aunque similar a otros países latinoamericanos como Colombia y Costa Rica.
Este crecimiento se debe principalmente al aumento del gasto por estudiante en educación básica y media (20% en comparación con el 5% de la OCDE).
Este crecimiento se debe principalmente al aumento del gasto por estudiante en educación básica y media (20% en comparación con el 5% de la OCDE).
Sin embargo, los directores de escuelas pueden alcanzar salarios significativamente más altos, hasta USD 94,205 bajo ciertas condiciones.
Sin duda, "el informe “Education at a Glance 2024 - Country notes: Chile” de la OCDE generará diversas reflexiones, críticas y propuestas por parte del mundo político.
Sin embargo, existe una gran responsabilidad que éstos tienen sobre la eficiencia de las políticas públicas en educación.