Esta actitud comenzó a cambiar en los siglos XVII y XVIII, cuando se crearon escuelas para niñas tanto en la Europa católica, donde eran dirigidas por monjas, como en la Europa protestante, donde eran gestionadas por institutrices, filántropos y empresarios privados.El desarrollo fue similar en Estados Unidos, donde las primeras feministas establecieron con éxito instituciones educativas para mujeres.El New England Female Medical College (1848) y el Woman's Medical College of Pennsylvania (1850) fueron las primeras instituciones médicas del mundo creadas para formar a las mujeres en medicina y ofrecerles el título de médico.Durante el siglo XIX, las ideas sobre la educación empezaron a cambiar: las ideas modernas que definían la educación como un derecho, y no como un privilegio disponible sólo para una pequeña élite, empezaron a ganar apoyo en Norteamérica y Europa.Durante esa época se aprobaron muchas leyes contra la discriminación, como el Título IX de 1972.Los partidarios la denominan educación diferenciada,[2] y argumentan que con la separación se facilitan las mejores oportunidades para cada sexo, tratando específicamente a cada uno.[6] Su razonamiento básico es el siguiente: «Sería ideal que el modelo mixto huyera del igualitarismo neutralizante de los sexos.María Calvo también ha recurrido a este segundo tipo de argumentos para defender la educación separada:[9]Los detractores de la educación separada por sexos basan su apoyo a la coeducación en que fomenta «la igualdad efectiva entre hombres y mujeres».Y el artículo 11 de esa misma ley establecía la educación diferenciada para los niños y las niñas: «La educación primaria femenina preparará especialmente para la vida del hogar, artesanía e industrias domésticas».[15] Como destacó la socióloga Marina Subirats, «la escuela franquista estuvo marcada, desde sus orígenes, por su antifeminismo profundo, que hay que entender en relación al papel atribuido a la mujer y al conjunto de rasgos ideológicos del régimen».[15] Estas disposiciones respondían a la ideología patriarcal que promovía la dictadura franquista, incompatible con la coeducación.La mujer, considerada incapaz de competir con el varón en asuntos académicos o profesionales según estos ideólogos, debía centrarse en aquellas materias educativas más apropiadas a su sexo (entre las que el jesuita Francisco Peiró incluía «todos los trabajos en general de costura, tejido, decorado y mobiliario») o simplemente renunciar a sus aspiraciones de «alcanzar los puestos de la Cultura y la Administración» (para los que, salvo «contadísimos casos», no estarían preparadas, según la opinión del inspector franquista Adolfo Maíllo en Educación y Revolución, 1943).Sin embargo, algunos colegios vinculados a organizaciones religiosas como el Opus Dei mantuvieron la educación diferenciada entre los dos sexos.[21] El Partido Popular (PP), entonces en la oposición, anunció que iba a presentar un recurso de inconstitucionalidad contra la LOMLOE.[22] Hasta el siglo XIX, la educación diferenciada por sexos era la norma en los Estados Unidos, aunque esto variaba según la región.Como tal, la separacon por sexo en las escuelas se volvió bastante común durante esa época en todo el sur de los EE.El objetivo era prohibir toda discriminación sexual en cualquier programa educativo que recibiera ayuda financiera del gobierno.Se declaró específicamente en el sitio web del Departamento de Educación que, "Ninguna persona en los EE.Diana Schemo explica en un artículo del New York Times: "Hasta ahora, los distritos escolares públicos que ofrecían una escuela a un sexo generalmente tenían que proporcionar una escuela equiparable para los estudiantes del otro sexo.UU. y encontró orientaciones académicas más sólidas entre las mujeres que habían asistido a escuelas secundarias exclusivamente para niñas, en comparación con las escuelas secundarias mixtas, pero los efectos fueron menores y los autores concluyeron "que los beneficios marginales no justifican las posibles amenazas a la equidad de género provocadas por la segregación sexual académica".[32] En septiembre de 2011, la revista Science publicó un estudio profundamente crítico con la educación separada por sexo, argumentando que el movimiento hacia la educación diferenciada por sexos "está profundamente equivocado y, a menudo, está justificado por afirmaciones científicas débiles, seleccionadas o mal interpretadas en lugar de por argumentos válidos".Estos incluyeron a Hamilton (1955), Gisborne (1956), Hastings (1956), Tauranga (1958), Rotorua (1959), Westlake (1962), Kelston (1963) y Marlborough (1963).En Irán, la educación separada por sexos está vigente en los colegios públicos y privados desde la Revolución islámica.Los colegios privados en Siria son mixtos, mientras que los públicos en su mayoría (aunque no todos) segregan por sexos.Los colegios privados son mixtos en todos los emiratos excepto en Sharjah, donde es obligatoria la educación separada por sexos a partir del 4.º grado.Alrededor de 1800, comenzaron a aparecer las escuelas secundarias medias para niñas, y se hicieron más comunes durante el siglo XIX.Durante el siglo XVIII, se establecieron muchas escuelas para niñas, conocidas como Mamsellskola ('escuela Mamsell') o Franskpension ('pensión francesa').[49] En la primera mitad del siglo XIX, el creciente descontento por la educación superficial de las mujeres finalmente resultó en que las "finishing schools" fueran reemplazadas gradualmente por escuelas para niñas con un nivel superior de educación secundaria académica, llamadas "Escuelas Superiores para Niñas", a mediados del siglo XIX.[49] Durante la segunda mitad del siglo XIX, había escuelas secundarias para niñas en la mayoría de las ciudades suecas.