De niño le gustaba pintar y diseñar personajes con sus respectivas indumentarias.Comenzó su actividad profesional en 1941, cuando la bailarina y coreógrafa Mercedes H. Quintana lo vincula con el Teatro Nacional Cervantes para crear vestuario para ballet.Realizó trabajos profesionales en otros países, como Brasil, Canadá, Chile, España, Estados Unidos, Italia y Japón.[1] En forma paralela realizó su labor de artista plástico especializándose en la técnica del retrato.Por su trayectoria fue galardonado con el Premio Florencio Sánchez otorgado por la Casa del Teatro en 2002.