Inicialmente se le declaró no imputable y fue confinado en un hospital psiquiátrico.
Está enterrado junto a su familia en el cementerio de Plainfield, en una tumba ahora sin nombre.
Posteriormente, Augusta T. Lehrk sufrió un paro cardíaco en 1944 que la dejó en cama durante los siguientes doce meses.
Al ser interrogado, Ed Gein admitió que abría las tumbas de mujeres recientemente fallecidas y robaba los cuerpos, llevándolos en su camioneta Ford de 1949 a su casa donde curtía las pieles para hacer sus posesiones.
Mientras Ed Gein se encontraba detenido, su casa ardió hasta los cimientos, probablemente a causa de un incendio provocado.