Por otra parte, sobre el plano macroeconómico se buscó medir la contribución de la educación al crecimiento económico.
Las discriminaciones son exigencias sociales, que se imponen a los agentes económicos, aun si ellas no son legítimas (eventualmente la ley efectuará la corrección correspondiente) y los individuos en conformidad con la teoría ampliada del capital humano, la optimizan bajo presión.
En los países Europeos, la mayor parte de los gastos en educación provienen del sector público, aunque algunos costos están asumidos también por los individuos.
En gran parte de la economía, el efecto del capital humano en los ingresos ha logrado estimarse como algo bastante significativo: el 65% de los salarios en los países desarrollados son retornos del capital humano y solo el 35% al trabajo per se.
Está menos claro, aun así, qué parte del PIB es explicado por la educación.
Después de todo, es también posible que los países ricos simplemente puedan pagarse mayor educación.
Los PIB predichos por los cálculos de Weil pueden ser trazados frente a los reales, tal y como está hecho en la figura a la izquierda, demostrando que la variación en la educación explica alguna, pero no toda la variación del PIB.
Las externalidades positivas del capital humano son una explicación de por qué los gobiernos están implicados en la educación.
[5] El modelo dominante para la demanda de educación está basada en la teoría del capital humano.
La idea central es que educarse es una inversión en la adquisición de habilidades y conocimientos que incrementarán las ganancias, o proveerán beneficios a largo plazo tales como la apreciación de la literatura (a veces referido como capital cultural).
Resultados posteriores intentaron comprobar los retornos diferentes entre personas o por nivel de educación.
Parece haber también una correlación entre las diferencias de género en educación y el crecimiento; se ha observado un mayor desarrollo en países que tienen una distribución igual del porcentaje de mujeres versus hombres graduados en secundaria.
Cuando se observan las correlaciones en los datos, la educación parece generar crecimiento; aun así, esta relación de causalidad podría ser al revés.
Por ejemplo, si la educación se ve como un bien de lujo, podría ser que los hogares más ricos buscan logros educativos como símbolo de estatus, más que como medio para alcanzar una mayor riqueza.
Marx y Engels consideraron la escolarización como "revolucionaria" dado que la educación debería servir como propaganda por la lucha de las clases trabajadoras.
En la mayoría de países, la educación escolar está predominantemente financiada y ofrecida por gobiernos.