Economía del bienestar

El método cardinal de utilidades es raramente empleado en teoría pura debido a problemas de agregación que lo hacen impreciso y dudoso, excepto en percepciones muy generales que han sido ampliamente cuestionadas.

Desde el punto de vista ordinal, la economía del bienestar en general acepta las preferencias individuales como una referencia básica y propone el mejoramiento del bienestar -en términos de eficiencia de Pareto- desde una situación A a una B si por lo menos una persona prefiere B y ningún otro se opone.

[14]​[15]​ Entre los directamente interesados en asuntos de desarrollo, algunos economistas están desarrollando el concepto de "explotatividad" como un factor adicional (junto a utilidad, democracia, altruismo, etc) relevante[16]​ Algunos economistas se han interesado en utilizar “satisfacción con la vida” a fin de medir lo que Daniel Kahneman y asociados llaman “utilidad experimentada”.

Scitovsky argumenta que el bienestar o placer derivado del consumo es un compuesto de varios elementos, entre los cuales un sentido de logro y desarrollo personal jugaría un papel mayor.

Sigue, argumenta Scitovsky, que debemos ser cuidados cuando comparamos estados de bienestar social.

La moderna nueva economía del bienestar se originó a partir de la La síntesis clásico-keynesiana o 'síntesis neoclásica' de autores tales como John Hicks; Nicholas Kaldor, Paul Samuelson, etc.

En la otra mano, los aspectos relacionados con la distribución del ingreso se cubren con las funciones de beneficio social.

Debido en parte a la vastedad y complejidad del área la exposición que sigue estará principalmente referida a la aproximación generalmente conocida como economía del bienestar “tradicional” o “neo-clásica”.

Este punto representa la situación en la cual la misma mezcla de productos (X e Y) pueden ser consumidos por ambos consumidores.

En consecuencia, se ha alegado , la eficiencia de Pareto es una condición necesaria pero no suficiente para el bienestar social[22]​ Cada óptimo de Pareto corresponde a una distribución diferente del ingreso, etc, en la economía.

Esta es la decisión que se hace, explícita o implícitamente, cuando especificamos una ‘función del bienestar social”.

[24]​ La mayoría de los economistas en estas áreas especifican funciones del bienestar que son intermedias a esas dos visiones.

Una “curva utilitaria” es linear (recta) y decae o disminuye hacia la derecha, mostrando que en la medida que la utilidad de un individuo aumenta, la del otro disminuye: hay solo una cierta cantidad de "utilidad social", a ser distribuida o compartida en la sociedad.

La curvas max-mini aparecen como dos rectas con un mismo origen, formando un ángulo de 90 grados, mostrando que utilidad y beneficio social son complementarias : no importa cuanto se aumente la utilidad de uno, sin incrementar la del otro no hay incremento total en la sociedad, Curvas intermedias generalmente se asemejan a la primera, pero son, generalmente, curvas en lugar de rectas.

Sin embargo, tales soluciones pueden ser vistas legítimamente como argumentos a favor de la propuesta que, al menos teóricamente, tales problemas (por ejemplo, lograr una distribución equitativa de la renta) pueden ser resueltos.

El punto D corresponde a B en el primer diagrama (Es decir, es el punto en el cual la relación marginal de sustitución]] (MRS, en inglés) esta en equilibrio con la relación marginal de transformación (MRT), es decir, donde el consumo y la producción se equilibran.

Si ambas condiciones son satisfechas, tanto los ganadores como los perdedores estarán de acuerdo en implementar la actividad propuesta y la economía progresara hacia una situación óptima de acuerdo a Pareto.

[31]​ La economía del bienestar utiliza muchas de las mismas técnicas propias comunes en la Microeconomía.

La ciencia política también comparte el interés en el área del bienestar social, pero utiliza técnicas menos cuantitativas.

[32]​ Adicionalmente se ha cuestionado el uso de distribuciones óptimas de acuerdo a Pareto, especialmente en relación con esquemas en los cuales no se conoce perfectamente la relación entre medios y bienes.

Por último, se ha notado que los juicios de valor, aun los implícitos (presentes en los criterios de eficiencia) hacen que la economía del bienestar sea una disciplina altamente normativa, con visiones posiblemente influidas por percepciones políticas.