Las tres tendencias fundamentales dentro de ETA quedaron claramente definidas durante la IV Asamblea.
Surgen allí tres corrientes: A esta última corriente pertenecen los principales responsables de la Oficina Política creada en esa IV Asamblea, organismo que concentra la mayoría de las atribuciones que hasta entonces habían pertenecido al Ejecutivo, cuyos miembros se encontraban en el exilio.
La Oficina Política, auténtica dirección de ETA en el interior, tuvo su sede en San Sebastián y estaba integrada en general por militantes de alto nivel intelectual cuyas cabezas más visibles eran Patxi Iturrioz y Eugenio del Río.
Se inicia entonces un movimiento interno cuyo objetivo es desbancar a los obreristas, que estaba capitaneado por el navarro José María Eskubi, Txabi Etxebarrieta (quien poco después protagonizaría el primer asesinato de ETA, siendo igualmente el primer muerto de la organización), y su hermano José Antonio.
Los obreristas, llamados españolistas o felipes (debido a su aproximación ideológica a Euskadiko Sozialisten Batasuna, el referente vasco del FLP español) fueron objeto de un boicot personal y político por parte no sólo de ETA sino de otras organizaciones nacionalistas, sobre todo en pequeñas y medianas poblaciones.