Draugr

Como los sepulcros de los hombres importantes contenían gran riqueza, los draugr guardaban celosamente sus tesoros, incluso tras la muerte.

Thorolf de la saga Eyrbyggja, por ejemplo, mataba a los pájaros que revoloteaban sobre su montículo y caían muertos sobre el sepulcro.

Los fantasmas itinerantes diezman el ganado llevando a la muerte los animales, medio desollados.

Los pastores, cuyo deber los mantiene en la intemperie por la noche, también son objetivos del hambre y el odio de los no muertos: Los draugr también resaltan por sus habilidades mágicas (artes conocidas como trollskap) parecidas a las de brujas y magos vivos como cambiar de forma, controlar el clima, predecir el futuro.

[10]​ Entre las criaturas que un draugr puede tomar son las focas,[11]​[12]​ un gran toro desollado, un caballo gris con el lomo partido, pero sin orejas o cola, y un gato asentado en el pecho de una persona dormida y crecer constantemente hasta asfixiar a su víctima por el exceso de peso.

[13]​ Los draugr también pueden tomar formas gatunas (kattakyn) como se cita en Hrómundar saga Gripssonar: Los draugr pueden interferir en los sueños de los vivos y maldecir a su víctima, como se muestra en la saga de Grettir, donde Grettir Ásmundarson es maldecido a no ser más fuerte y arrastar su desgraciado destino hasta la muerte.

[16]​ La razón, el nacimiento o la creación de un draugr no está clara, pero la saga Eyrbyggja menciona a un pastor que fue asesinado por un draugr y resucita a la noche siguiente como uno de ellos.

[17]​ Algunas veces el héroe debe tomar medidas no convencionales para acabar con la criatura.

[18]​ A los draugr también se les conocía como hel-blár («muerte-negra») o nár-fölr («cadáver-pálido»).

El propósito que motiva a un draugr es principalmente la codicia y los celos.

Aran muere, y Asmund lleva sus posesiones al túmulo; estandartes, armadura, su halcón, su sabueso y el caballo: Tradicionalmente, para evitar que un fallecido se convierta en draugr, se colocan un par de tijeras de hierro abiertas sobre el pecho de la persona fallecida recientemente, y paja o ramas ocultas entre sus ropajes.

A continuación la casa fue purificada con agua bendita para asegurarse de que nunca más regresarían.