Dorotea Barnés González

Francisco y su esposa consideraban que sus hijas tenían derecho a estudiar hasta donde quisieran.En el «Sterling Chemistry Laboratory» desarrolló, en equipo, un estudio comparativo de los ácidos nucleicos en bacterias patógenas.Fue considerada como una de las científicas más avanzadas dentro del campo de la espectroscopia aplicada al análisis químico, junto a Mary Louise Foster y la mencionada Gladys Anslow.Su reconocimiento definitivo como la mayor especialista española en espectroscopia le llegó en el IX Congreso Internacional de Química Pura y Aplicada celebrado en Madrid en 1933.Su hermano Juan falleció en combate en 1937, Francisco había estado cautivo hasta 1938 y después del exilio en Francia, se trasladó en 1938 a México.La sanción solo era aplicable en España, por lo que Adela pudo seguir impartiendo la docencia hasta su jubilación[5]​ Dorotea se quedó en España, con su hija y su marido, sin volver a las aulas ni a los laboratorios.[7]​[8]​ En algunas biografías, se afirma que Dorotea dijo en 1996: Esa frase está tomada del libro Pioneras españolas en las ciencias, concretamente de la nota número 110 a pie de página 283.
Adela Barnés González y Petra Barnés González fueron premio extraordinario de licenciatura en 1932, el mismo año que su hermana Dorotea obtenía el Doctorado en Químicas, con Premio Extraordinario.