El paso del siglo XIX al XX halló a Córdoba con una extraordinaria actividad en el ámbito cultural: poetas, escritores, artistas y compañías de teatro encontraban cordial eco en una sociedad ansiosa de progreso.
El arribo de los inmigrantes, y en especial la influencia británica expandida por el país junto a las vías férreas, introdujo nuevos deportes en la sociedad cordobesa.
Así se comenzó a practicar fútbol, polo, ciclismo, caza deportiva y hasta el poco bien visto boxeo.
En el ámbito político, además de los radicales se iban afianzando los socialistas y los anarquistas, en tanto el Partido Autonomista Nacional seguía manteniendo su predominio: en la Nación, Julio Roca ejercía su segunda presidencia, y en la provincia, se elegía al sucesor del gobernador Donaciano del Campillo.
Al finalizar su mandato, Del Campillo fue enviado por el gobierno nacional como embajador argentino ante la Santa Sede.