Doña Diabla es una película dramática mexicana de 1950, dirigida por Tito Davison y protagonizada por María Félix.
La belleza de Ángela (María Félix) provoca que varios hombres se obsesionen con ella.
Divorciada de Esteban (Crox Alvarado), un cínico oportunista, sin escrúpulos que sólo pretendía usarla.
Su hija Angélica (Perla Aguiar) ignora la vida que lleva su madre.
La joven se enamora de un rufián llamado Adrián (Víctor Junco), quien le revela que su madre es "Doña Diabla".