Diego de Santillán

Era una sociedad en formación y aún no concluían los esfuerzos de los conquistadores para establecerse pacíficamente en el territorio provincial.

Del mismo modo, cómo se desarrollaba la evangelización y si estaban abandonando las prácticas de idolatría.

En este sentido, su gobierno en Yucatán, dictó las primeras ordenanzas que se expidieron en la provincia a fin de prohibir todo acto de vejación y mal trato hacia los indígenas, buscando su bienestar material y su conversión sincera al cristianismo.

El oidor y gobernador aplicó castigos varios a los infractores pero en ningún caso se extralimitó, evitando imputarles el delito de fuga y por tanto sólo fueron sujetos a las penas que correspondieron en caso de haber cometido algún atropello en su deambular.

El gobernador tuvo en él un aliado eficaz para civilizar a los naturales y para incorporarlos a las poblaciones mediante sus prédicas y su tarea catequizadora.