Diego de Leiva

Antonio Ponz hablaba de un viaje a Roma que no se ha confirmado documentalmente.

[2]​ El testamento le muestra como un hombre trabajador y ahorrador, con medios económicos suficientes pero sin lujos en la casa, donde lo que más abundan son sus propios cuadros y las herramientas de trabajo que conservará con él para utilizarlas en su nueva vida.

Dejaba numerosos cuadros, algunos bosquejados y mencionaba otros que se le debían.

[3]​ Pero además, según Ameyugo, la propia monja habría sido cliente del pintor, a quien encargó un retrato de Cristo en lámina pequeña, conforme se le aparecía en sus visiones, pagado con los tres reales de a ocho que milagrosamente le proporcionó una talla del Niño Jesús.

[1]​ Ninguno de estos cuadros se conoce, aunque tras las desamortizaciones que acabaron con los conventos que los conservaban pudiera haber pasado alguno al museo de Burgos.

Sin embargo, las pinturas a las que así se refería eran muy probablemente los seis cuadros del trascoro, pintados por Juan Ricci.

Adoración de los pastores , óleo sobre lienzo, Burgos, Cartuja de Miraflores .
Santa Teresa ante Cristo a la columna , óleo sobre lienzo, Pamplona , convento de carmelitas descalzos de Santa Ana.