Tras la conquista de la isla por los cruzados en 1191, se estableció la jerarquía del rito latino con la aprobación del papa Celestino III.
En 1291 el obispo y el cabildo de Tortosa (Tartús, en Siria) ciudad reconquistada por los árabes, se refugiaron en Famagusta.
La catedral, dedicada a San Nicolás, se transformó en mezquita.
El último obispo residente fue Gerolamo Ragazzoni, trasladado en 1572 a la diócesis de Cisamo en Creta.
Desde el siglo XVII, Famagusta se cuenta entre las sedes episcopales titulares de la Iglesia católica.