Trastorno de pánico

C. Los ataques de pánico no se atribuyen a efectos fisiológicos directos producidos por una sustancia (por ejemplo: consumo de drogas o medicamentos) o a un cuadro médico concreto (por ejemplo, hipertiroidismo).

La persona que sufre episodios de pánico se siente súbitamente aterrorizado sin razón alguna; durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos intensos, como taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos.

Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento o lugar sin previo aviso.

Los factores genéticos y los mecanismos de herencia pueden desempeñar un papel esencial en su desarrollo así como las vulnerabilidades psíquicas del individuo.

Algunos creen que cuando este sistema de temor en el cerebro está sensibilizado en exceso —cuando se le llama a la acción demasiado intensamente o demasiado a menudo— se vuelve excesivamente sensible y pequeños estímulos pueden ponerlo en acción.

Generalmente, el trastorno comienza cuando las personas son jóvenes, entre los 18 y los 24 años, aunque puede producirse también en adolescentes.

Cualquier persona puede tener trastorno de pánico, aunque el fenómeno es más común en las mujeres que en los hombres.

Aunque los comportamientos de una crisis fuerte aparezcan como imprevisibles y descontrolados, el afectado se encuentra durante los episodios en estado de máxima alerta, por lo que generalmente no se expone a peligros físicos directos.

En los casos más graves se indica al enfermo la necesidad de recibir apoyo psiquiátrico o psicológico.

El trastorno de pánico se puede tratar con medicamentos o con terapia psicológica cognitivo-conductual.

[5]​ Por otra parte, el afectado suele sentirse aliviado al saber que se trata de un trastorno relativamente frecuente.

Según el National Institute of Mental Health, 19 millones de personas, sólo en EE.

WILSON R. Reid (2001) describe las familias de medicamentos que se emplean en el tratamiento de este trastorno: Muchos pacientes pueden terminar consumiendo las benzodiacepinas en forma crónica, lo que, lleva a un nuevo síndrome ansioso y puede empeorar el cuadro clínico.

Se recomienda evitar su uso por más de 4 semanas, pero el problema que se presenta es que la mayoría de los pacientes por "sentirse mejor" al tomar el medicamento lo continúan consumiendo por períodos prolongados haciéndose adictos a estos medicamentos.

[6]​ Wilson proporciona una serie de aclaraciones a los enfermos sobre la medicación: Las terapias psicológicas pasan por enfrentarse a los miedos y fobias, redefinir la relación del paciente con los temores, superar la fuerte evitación de las situaciones temidas, evitar el apoyo excesivo en personas o sustancias y superar el intento desesperado de controlar la escalada del miedo.

Si bien los estudios sitúan a la amígdala como lugar de ubicación de los recuerdos del miedo condicionado, los científicos afirman que los mecanismos para extinguir los temores se forman en la amígdala pero son transferidos a la corteza prefrontal media (mPFC) donde se almacenan.

Según algunos autores (Giorgio Nardone, Federica Cagnoni; Escuela de Palo Alto, Arezzo.)

la autoprovocación sistemática y programada mediante la evocación de las fobias por parte del enfermo y la contemplación por parte del mismo de las peores alternativas posibles respecto a sus miedos proporciona una base importante para superar los ataques.

Con la recomendación de preguntarse "cómo empeorar" se pide al paciente que se pregunte a sí mismo la siguiente cuestión a diario: "¿qué tengo que hacer o no hacer, si yo quiero empeorar mi situación voluntariamente" y, posteriormente, reflexionar sobre las respuestas proporcionadas.

En resumen, los intentos de soluciones disfuncionales se revelan sin tener que sugerirlo el terapeuta.

En realidad se pide al sujeto la voluntaria sujeción a prescribir a sí mismo, diariamente, los síntomas más temerosos y, deliberadamente, sumergirse en las peores fantasías propias dentro de una especie de comportamiento ritual preciso y formal.

El Pánico y la necesidad de escapar de la situación.
La medicación es una opción de tratamiento.
La exposición a la fobia.
Controlar la respiración para llegar a la calma.