Desgracia (novela)

Desgracia es la octava novela del escritor sudafricano J. M. Coetzee, Premio Nobel de 2003.

[1]​ La primera edición en español fue presentada por la editorial Mondadori un año después (en 2000), traducida por Miguel Martínez-Lage.

Finalmente es investigado luego que Melanie lo denunciara ante las autoridades universitarias y se descubrieran las otras faltas que había cometido, sin embargo, se niega a pedir disculpas, y pierde su puesto de docente en la universidad al negarse a firmar una declaración escrita por otro de antemano.

Posteriormente, viaja a una hacienda algo apartada, donde se reúne con su hija Lucy.

Ahí se dedica al agro y al cuidado de mascotas ajenas, pero tiempo después son visitados por ladrones que roban enseres, violan a la hija y queman con líquido inflamable la cabeza del protagonista.

En la ciudad aprovecha para ver a Melanie participar en una representación teatral, pero el novio lo acosa y lo echa.

Según Adam Mars-Jones, escribiendo en The Guardian, "Cualquier novela ambientada en la Sudáfrica posterior al apartheid está destinada a ser leída como un retrato político, pero la fascinación de Desgracia es la forma en que alienta y cuestiona tal lectura al sostener alternativas extremas en tensión, salvación, ruina.”[2]​ En la nueva Sudáfrica, la violencia se desata de nuevas formas, y Lurie y su hija se convierten en víctimas, pero el personaje principal no es un héroe; por el contrario, ejerce violencia a su manera, como se ve claramente en su desprecio por los sentimientos de su alumna, mientras la manipula para tener relaciones sexuales con él.

Su historia también es local, es un sudafricano blanco en un mundo donde esos hombres ya no tienen el poder que alguna vez tuvieron.

[10]​ Otro tema importante en la novela es la dificultad o imposibilidad de la comunicación y los límites del lenguaje .

Coetzee escribe: Aunque dedica horas de cada día a su nueva disciplina, encuentra absurda su primera premisa, tal como se enuncia en el manual Communications 101: "La sociedad humana ha creado el lenguaje para que podamos comunicarnos nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones".