Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares

[4]​[5]​[6]​A 2020 la American Psychological Association lista a la EMDR como un tratamiento basado en la evidencia para el TEPT[7]​ pero enfatiza que «la evidencia disponible puede ser interpretada de diferentes maneras» y señala que existe un debate en relación con el mecanismo preciso por el cual la EMDR parece aliviar los síntomas de TEPT.

[11]​ Luego llevaron sus métodos a Inglaterra en el programa de formación del Hospital Maudsley.

[11]​ La terapia EMDR fue desarrollada por primera vez por la psicóloga estadounidense Francine Shapiro tras observar, en 1987,[12]​ que sus movimientos oculares parecían disminuir las emociones negativas asociadas a sus propios recuerdos angustiosos.

[13]​[14]​[15]​ A continuación, condujo un estudio científico con víctimas de traumas en 1988 y la investigación se publicó en el Journal of Traumatic Stress en 1989.

[17]​ Shapiro observó que, cuando experimentaba un pensamiento perturbador, sus ojos se movían rápidamente de forma involuntaria.

Además, observó que su ansiedad se reducía cuando ponía sus movimientos oculares bajo control voluntario mientras tenía un pensamiento traumático.

Especuló que los acontecimientos traumáticos «alteran el equilibrio excitatorio/inhibitorio en el cerebro, provocando un cambio patológico en los elementos neurales».

Sin embargo, como la propia Francine Shapiro señala: Esta concepción del trauma permite aplicar la EMDR en casos en los cuales, según el DSM IV, no se cumplen los criterios específicos para el TEPT.

Se conocen dos tipos de trauma:[3]​ El hábito de fumar es una conducta aprendida y se mantiene porque está asociada a muchas experiencias y sensaciones que son diferentes para cada persona.

Al terminar el tratamiento, dejan de fumar y tienen la creencia de que el tabaco ya no es necesario en su vida, y esto no les produce ninguna angustia, sino todo lo contrario: sienten liberación.

Se han encontrado efectos positivos más allá que no hacer nada o incluso una escucha activa del relato del paciente, pero no se han encontrado efectos diferentes de la terapia cognitivo-conductual tradicional.