Guillermo sabe por sus amiguitas que a Margarita también le gusta él, y lo confirma jugando a las prendas cuando recibe un beso en la mejilla de Margarita, que había sido retada a besar al niño que más le gustara.
Guillermo se pasa el día imaginando historias románticas en las que impresiona a Margarita, descuidando sus estudios.
Guillermo no olvida a Margarita durante este periodo, continúa pensando en ella todo el día y le escribe cartas de amor; pero en cambio Margarita conoce a un chico de 18 años y se hace su novia.
Un día Valentín decide escaparse del asilo y vivir una nueva vida y le pide a Josefa que lo acompañe, pero a Josefa le da miedo, le dice que es una locura y que no irá con él.
La anciana se siente incapaz de acompañarlo y llora la pérdida de su amor, pero a la mañana siguiente comprueba con alegría que Valentín no la ha abandonado y que se ha quedado por ella, al verlo sentado en el banco de siempre en el patio.