[9] Asimismo, su novela póstuma, El rey pálido, fue finalista del Premio Pulitzer a Obras Literarias de Ficción 2012.
En su adolescencia, Wallace se interesó por el tenis, destacando en la práctica de este deporte.
[14] Su otra tesis, más tarde se convertiría en su primera novela, La escoba del sistema.
Su reconocimiento y consagración como escritor llegó con su segunda novela, La broma infinita, la cual se publicó en 1996.
Los cuentos, crónicas, ensayos y demás textos de Wallace fueron publicados en revistas de todo tipo, como Might Magazine, GQ, The New Yorker, Rolling Stone, Harper's Bazaar, Playboy, The Paris Review, Harper's Magazine, Mid-American Review, Conjunctions, Esquire, Open City Magazine, Timothy McSweeney's Quarterly Concern y Science, entre otras.
[20] Wallace recibió otros tratamientos, incluyendo terapia electroconvulsiva pero cuando regresó a la fenelzina, se encontró con que esta había perdido su eficacia, por lo que su depresión se agravó meses antes de su muerte.