Un dardo de amor o gipsóbelo (en latín gypsobelum) es un dardo agudo, calcáreo o quitinoso que algunos caracoles de tierra y babosas hermafroditas utilizan durante el cortejo.
Se forman cuando el animal alcanza la madurez sexual y son almacenados en un saco de dardos.
[2] Incluso es posible que haya una conexión entre el comportamiento de los caracoles y el mito.
Añade, "Los griegos probablemente sabían sobre este comportamiento porque eran muy buenos naturalistas y observadores".
[3] En algunos idiomas, el dardo que estos caracoles usan antes de aparearse se conoce como una "flecha".