Dàodé jīng

Por una parte están las versiones transmitidas y los comentarios, que se remontan a hace dos mil años; por otra parte, los antiguos manuscritos en bambú, seda y papel que los arqueólogos han descubierto en el último siglo.El Daodejing legado por la tradición es un texto corto, de unos 5000 caracteres chinos, dividido en 81 capítulos o secciones (章) breves.Hay indicios de que la división en capítulos es un añadido posterior (para facilitar la glosa o la memorización).Tiene dos partes, El Daojing (capítulos 1-37) y el Dejing (capítulos 38-81), que probablemente se juntaron en la edición del texto legado por la tradición en orden inverso al de un posible Dedaojing original (véase en los textos de Mawangdui).Está escrito en un estilo lacónico, con muy pocas partículas gramaticales, favoreciendo la variedad y hasta la contradicción entre las interpretaciones.Las ideas que expone son singulares, y se expresan en tono poético.Además, muchas de las palabras usadas en el texto son intencionalmente vagas y ambiguas.Muchas traducciones recientes incluyen estos textos, y frecuentemente se reordenan los versos del libro para incorporar el nuevo hallazgo.Los pasajes son ambiguos, y tocan temas que van desde el consejo político para gobernantes hasta la sabiduría práctica para la gente común.Como la variedad de interpretaciones posibles es virtualmente ilimitada, no solo para personas distintas sino incluso para una misma persona en distintos momentos, lo más sensato por parte de los lectores es no intentar establecer una objetividad o una superioridad en sus conceptos.Los principios y conceptos centrales son: En sus 81 capítulos, a través de diversos aforismos de estética poética, el autor define la sabiduría práctica, da consejo a los gobernantes, e incluso parece adentrarse en los misterios alquímicos que confieren la inmortalidad.El sentido completo lo dará el hecho de que complementa al confucianismo: el taoísmo ofrecerá refugio a quienes no han podido triunfar en el sistema derivado de las enseñanzas del Maestro Kong.El movimiento taoísta, que se generará después, se basará en dos principios fundamentales: el primero de ellos, como hemos referido más arriba, será el Dao: si bien este había estado siempre presente en la mente del chino antiguo es ahora cuando se alza como principio supremo de toda realidad, de ahí que brinde el nombre al movimiento.El Dao es inmutable, pero en la realidad existe el cambio, todos los seres interactúan (Cap.16), es el concepto de retorno.Los sabios creen saber cómo actuar, pero el taoísta se define por el no-actuar (Cap.2), el wuwei (无为).37), la opción del sabio pasa por la observación y la contemplación; un actuar de manera connatural a los seres (un no-actuar) para adaptarse sin sufrir daño.Tal como define Antonio Medrano, es la forma más pura de actividad, totalmente desinteresada que se efectúa en consonancia con el pulso del Dao.El hidalgo aborrece la milicia ya que en la victoria no hay belleza: la matanza del semejante implica el llanto de las aflicciones (Cap.31, 69) En su camino debe observar la simplicidad, abrazar la sencillez, perder el egoísmo y reducir el deseo (Cap.Esto último cobra una mayor importancia en pasajes posteriores:[4]​ no existe mayor calamidad que no conocer la saciedad, Parece desprenderse aquí un símil de una de las dos célebres máximas inscritas en el santuario de Apolo en Delfos: NADA EN DEMASÍA: Allá donde encontremos referencias sapienciales para el buen gobierno, podemos inferir referencias para la propia vida personal.