Danzón n.º 2

Se realizó en un contexto general de renovación en su propio lenguaje así como deseos de esperanza y cambio, vividos en México tras el Levantamiento zapatista, en medio del cual el compositor realizaba la obra.

El Danzón n.º 2 está dedicado a Lily Márquez, hija del compositor.

[12]​ En ellos la forma popular no determinó la estructura final de una pieza sinfónica en forma incluso cuando su autor insertó partes sincopadas, y algunos instrumentos clásicos del género dentro de su composición sinfónica, como las claves y el uso peculiar del timbal como las danzoneras.

Las críticas a la obra hablan de una obra que logró incorporar exitosamente musicales populares a los académicos, en este caso los mexicanos, lo cual influiría a realizar ejemplos similares en la obra de otros compositores de México y otros países.

Como comentó sobre los Danzones de Márquez el crítico Aurelio Tello, «nadie hubiera pensado que cuando en 1992 nació el Danzón n.º 1 para cinta magnetofónica, la música mexicana se enrumbaría con flagrante determinación por senderos que se creían ya dejados de lado».