Cyrano de Bergerac (ópera)

Cuando todos los asistentes comienzan a marcharse, la nodriza de Roxana se acerca con discreción a Cyrano para citarlo al día siguiente en casa del pastelero Ragueneau, puesto que su señora tiene algo muy importante que comunicarle.Le dice a la joven que piensa vengarse de Cyrano, pues evidentemente está celoso de él, y ella, astutamente, le responde que el mejor castigo sería dejarlo ocioso en París junto con sus cadetes, en lugar de mandarlo a la guerra que es donde él se siente a gusto.A la noche siguiente, ambos enamorados acuden bajo el balcón de Roxana, y Cyrano, oculto, va dictando al muchacho las palabras, cada vez más hermosas y apasionadas, que hacen que Roxana pida a Christian que suba hasta el balcón para ofrecerle un beso.El ejército francés se encuentra sitiado por las tropas españolas en la ciudad de Arrás.Cyrano se la entrega al momento diciéndole que ya la tenía escrita y que además lleva semanas escribiéndole, a espaldas suyas, dos cartas diarias, aún a riesgo de su propia vida.Han transcurrido quince años desde la muerte de Christian, y Roxana continúa guardando luto recluida en un convento.De Guiche, muy envejecido, llega a visitarla y le cuenta las penurias de Cyrano, tanto económicas como físicas, debido a que su orgullo le impide prestar servicios a ningún noble, y que no hay día en que no desenvaine su sable para batirse con unos y otros por cualquier nimiedad.Aunque Roxana no se ha dado cuenta, Cyrano, pálido y renqueante, viene herido de muerte al ser atacado por la espalda, y la inoportuna mujer no era otra que la muerte.Roxana se la da y él comienza a leerla en voz alta.Pronto ella se da cuenta de que se ha hecho de noche y Cyrano no puede ver, y sin embargo sigue leyendo la carta que años atrás dictó su corazón.En ese momento Roxana comprende todo, se da cuenta de que la pasión, el amor y la ternura que exhalaban las cartas nacían del corazón de su primo, Cyrano, del hombre feo pero que con un bello corazón la había amado en silencio durante toda su vida.Roxana, emocionada, declara su amor por Cyrano y lo anima a seguir viviendo, pero él, ya sin fuerzas, desenvaina una vez más su sable y entabla un combate imaginario con la muerte, falleciendo en el lugar.
Retrato de Cyrano de Bergerac (1619 – 1655)
Mosquetero inglés del siglo XVII .
Ilustración de la novela Los tres mosqueteros , 1844, de Alejandro Dumas .