Se caracterizan por ser hierbas con cormos, a veces con hojas de lámina ancha, pecioladas.
Sus flores tienen tépalos anchos, expandidos, y presentan un androceo con estambres que —en general— son marcadamente diferentes entre sí.
El perigonio está formado por seis tépalos, que se hallan libres entre sí o unidos en la base en dos ciclos similares.
El androceo está formado por seis estambres, todos iguales entre sí o marcadamente diferentes.
El ovario presenta de cuatro a 50 óvulos anátropos por lóculo, con placentación axilar.
[23] Inmediatamente, John Kirk sumó el género recientemente descrito Walleria a la mencionada tribu.
[24] En 1883 George Bentham transfirió la tribu a las hemodoráceas, pero dejó al género Walleria dentro de las liliáceas.
Por su parte, Ferdinand Albin Pax prefirió disponer a Conantherae en la familia de las amarilidáceas.
[26] En 1896 la botánica francesa Marie Maxime Cornu describió un nuevo género, Schoenlandia, y lo incluyó dentro de las pontederiáceas.
Ese nombre fue reducido a sinonimia por Adolf Engler en 1897, quien, sin embargo, no lo transfirió de familia.
Por esa razón, en 1959 el botánico inglés Arthur Allman Bullock solicitó que se aplicara el principio de conservación para el nombre Tecophylaceae, el cual fue aceptado.
[2][32] Finalmente, para cada género también se detalla su distribución geográfica y el número de especies que lo componen.
[2] El género Cyanastrum a veces es tratado en su propia familia Cyanastraceae, como en el sistema Cronquist (1981[42]), o como subfamilia (Brummitt et al.
[45][46] Es probable que estos bulbos hayan complementado la dieta marítima, especialmente en los estratos tardíos, cuando se planteó el proceso de equilibrio alimenticio.