[1] El Renacimiento italiano inició la era del Renacimiento, un período de grandes logros y cambios culturales en Europa que se extendió desde fines del siglo XIV hasta alrededor de 1690, constituyendo la transición entre el Medioevo y Europa moderna.
Estos cambios, aunque significativos, estuvieron concentrados en las clases altas, y para la gran mayoría de la población la vida cambió poco en relación con la Edad Media.
Luego tuvo un importante impacto en Roma, que fue ornamentada con algunos edificios en el estilo antiguo, y después fuertemente reconstruida por los papas del siglo XVI.
Sin embargo, ni todos los escultores que se dicen del Renacimiento se inspiraron directamente en la escultura clásica, aunque participaron del espíritu reinante, ni todas las obras de los que siguieron tales inspiraciones merecen la misma crítica.
En los primeros treinta años e su vida conserva su cincel algunas tradiciones del siglo XV produciendo obras moderadas y bellas aunque vigorosas.
Los libretti italianos fueron la norma, incluso para compositores alemanes como Händel que escribía para audiencias londinenses, o Mozart en Viena, cerca de finales del siglo XVIII.
Las edificaciones más nobles se revestían de piedra formando órdenes, que no reflejaban la estructura interior real.
Produce innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción como en el lenguaje arquitectónico, que se plasmó en una adecuada y completa teorización.
También es un momento en que las Artes manifiestan un proyecto de síntesis e interdisciplinariedad bastante compacto, no considerándose como elementos independientes, sino subordinados a la Arquitectura.
Sin duda, para la creación del modelo teórico, la observación de las ruinas fue la inspiración predominante de los primeros arquitectos renacentistas italianos, pero a medida que el Renacimiento evolucionaba, los estudiosos, pasarán, sistemáticamente, de ofrecer o recuperar los cánones y obras técnicas del clasicismo a redactar sus propios tratados del estilo, que aunque basados en el clasicismo, llegan a ser efectivamente anti-clásicos.
La génesis de la arquitectura barroca se inicia en Italia, con figuras tan determinantes como Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini.
Se inspiraba en baldaquinos provisionales utilizados durante la cuaresma u otras fiestas, pero esta vez plasmado en bronce de forma permanente.
Las obras de San Pedro culminaron con la Scala Regia, la entrada oficial al palacio apostólico, utilizando una columnata que, flanqueando la escalinata, corrige la irregularidad del muro.
En Sicilia el estilo barroco siciliano tomó vuelo durante la gran reconstrucción edilicia que siguió al terremoto de 1693.
El estilo decorativo del barroco siciliano duró apenas cincuenta años, y reflejó perfectamente el orden social de la isla en una época en que - dominada nominalmente por la monarquía hispánica - fue gobernada de hecho por una aristocracia isleña hedonista y extravagante.
En su libro La Vita Nuova (escrito en 1231 y cuyo título hace referencia a que su primer encuentro con Beatriz fue el comienzo de una nueva vida) aparece ya perfectamente reflejada su idealización del amor.
Todo es sensual, aéreo, celestial, y la Beatriz real se difumina gradualmente hasta devenir simbólica, surgiendo entonces la divinidad desde su naturaleza humana.
Lo que es realmente novedoso es la destreza individual del poeta, el arte clásico transmitido por primera vez en forma romance.
La Divina Comedia definió el destino de la literatura italiana, dando lustre artístico a todas las formas literarias que la Edad Media había producido.
La segunda parte de sus Canzoniere es la más apasionada y los Trionfi la peor, pues en estos últimos Petrarca intenta imitar la Divina Comedia, pero no lo consigue.
Son interesantes por el vigor del sentimiento, y también por mostrar que, comparado con Dante, Petrarca tiene una conciencia más amplia de Italia.
La cocina italiana está incluida dentro de la denominada gastronomías mediterráneas y es imitada, así como practicada en todo el mundo.
Café, más específicamente espresso y cappuccino son también bebidas icónicas de los italianos famosas en el mundo.
El toscano es en efecto la lengua en la que escribieron Dante Alighieri, Petrarca y Boccaccio, considerados los tres grandes escritores del Prerrenacimiento italiano.
La película Los últimos días de Pompeya (Gli ultimi giorni di Pompei, Luigi Maggi, 1908), producido por la Ambrosio, inició el género del cine monumental italiano.
Pronto siguieron otros filmes, como La caída de Troya (La caduta di Troia, Luigi Romano Borgnetto y Giovanni Pastrone, 1910), Quo Vadis?
La obra culminante de este período del cine italiano es Cabiria (Giovanni Pastrone, 1914), ambientada en la segunda guerra púnica.
El cine neorrealista se centra temáticamente en la vida cotidiana de personajes pertenecientes a la clase trabajadora, con una clara intención crítica.
Entre los más destacados cineastas neorrealistas cabe citar a los directores Federico Fellini, Roberto Rossellini, Luchino Visconti, Vittorio De Sica, Pier Paolo Pasolini, Giuseppe De Santis, Pietro Germi, Alberto Lattuada, Renato Castellani, Luigi Zampa y a los guionista Cesare Zavattini y Suso Cecchi d'Amico.
Piaggio revolucionó la industria de dos ruedas con la Vespa y produjo un modelo en el que prácticamente todos los demás escúteres se han basado desde entonces.