Es esencial mantener la esterilidad del ambiente confinado en el recipiente, debido a que cualquier microorganismo, que pueda entrar al mismo, crecerá de forma oportunista a una velocidad mucho más rápida que los tejidos vegetales y finalmente colonizarán y matarán a los tejidos.
Para el correcto crecimiento y desarrollo del tejido en cultivo, en general, es necesario el suministro de luz a intensidades muy bajas, mucho menores que la de la luz solar.
[4] En las últimas décadas se han desarrollado diferentes sistemas para los cultivos de protoplastos, células, tejidos y órganos vegetales; uno de ellos es el cultivo en suspensión (suspensiones celulares), el cual constituye una forma para mantener y propagar células vegetales.
Estas suspensiones pueden ser permanentes mediante el suministro continuo de nutrimentos.
También se han utilizado otros medios, pero su composición no difiere mucho de los citados.
Mediante subcultivos semanales, las suspensiones celulares quedan establecidas después de varios días.
Entre los factores más importantes para lograr la respuesta morfogenética deseada se encuentra la composición del medio de cultivo.
[12] En condiciones de cultivo in vitro, las células somáticas pueden regenerar embriones o bien, brotes, raíces y/o flores.
La embriogénesis somática y la organogénesis son dos procesos morfogénicos muy frecuentes en el cultivo in vitro de especies vegetales.
La embriogénesis somática es el proceso por el cual se obtiene una estructura similar a un embrión cigótico sin que medie la fertilización de las gametas, mientras que por organogénesis pueden obtenerse tallos, raíces o flores.
La regeneración comprende diferentes fases que se suceden de manera similar tanto para la organogénesis como para la embriogénesis somática.
En la fase de realización, la célula sufre las sucesivas divisiones para formar el órgano determinado.
Si la formación es de brotes, raíces o flores se denomina organogénesis directa.