Cuentos de barro

Los relatos que conforman Cuentos de barro, la primera obra literaria de Salarrué, se centran en la población rural del El Salvador, su vulnerabilidad, su superstición o la brutalidad que rige sus vidas.

Por la incomprensión que este léxico pudiera despertar en un lector no salvadoreño, Salarrué añadió a sus cuentos un vocabulario en el que se define cada una de las voces locales utilizadas en los cuentos.

La composición barroca se observa en el desequilibrio que hay entre las partes narrativas y descriptivas: reduce las tramas humanas a unas pocas líneas mientras que se explaya en la descripción de los paisajes.

De este modo los humanos no son algo ajeno a la naturaleza, ni están por encima, sino que forman parte de ella y están sometidos a sus mismas reglas.

Después de la hornada, los más rebeldes salieron con pedazos un tanto crudos; uno que otro se descantilló; este salió medio rajado y aquel boliado dialtiro; dos o tres se hicieron chingastes.

Pero del barro del alma están hechos, y donde se sacó el material un hoyito queda, que los inviernos interiores han llenado de melancolía.

El Vocabulario cuenta con dos entradas dedicadas a la aclaración de fenómenos fonéticos: [J] Nota.

Esta letra, inexistente en castellano, y que algunos representan por x, se pronuncia como sh inglesa, o ch francesa.

Edición chilena de Cuentos de Barro (1943).