Cuartos de San Ignacio

En 1602, el general Claudio Acquaviva abandonó las habitaciones y ordenó su conservación y conversión en un espacio dedicado a la memoria de Ignacio de Loyola que por entonces no había sido beatificado.

Sin embargo, las habitaciones de San Ignacio pudieron seguir siendo visitadas por los peregrinos.

Por entonces las habitaciones se encontraban ya decoradas profusamente como espacio de culto.

Tras la muerte del Borgonone la decoración fue finalizada por el hermano coadjunto jesuita y pintor Andrea Pozzo incluyendo ricas arquitecturas fingidas.

Es tradición que el santo llegó a decir en uno de esos momentos:[10]​Heu quam sordet tellus, cum caelum aspicio!

Vista del corredor que daba acceso a las habitaciones.