Cry Havoc

[3]​ Aludiendo a esta frase, la expresión "los perros de la guerra" (the dogs of war) ha llegado a convertirse en un tópico de uso general y aparece en libros, música, cine y televisión.

En ese momento Hamlet dice a solas el monólogo que cierra con la frase del epígrafe.

How stand I then, That have a father kill'd, a mother stain'd, Excitements of my reason and my blood, And let all sleep?

O, from this time forth, ...El ser grande no consiste, por cierto, en obrar sólo cuando ocurre un gran motivo; sino en saber hallar una razón plausible de contienda, aunque sea pequeña la causa; cuando se trata de adquirir honor.

En una penthouse rentada, Kenneth y Juliette se reúnen con el Rey Renard para entregarle a la recién recuperada Diana.

Sin embargo la policía solo es capaz de capturar a Kenneth, quien es escoltado por Wu hacia un almacén abandonado donde tiene un feroz confrontamiento con Nick que acaba con el noble muriendo en las manos del Grimm gracias al uso de su arma contra los Gelumcaedus.

El capitán Renard por otra parte descubre que la investigación de los asesinatos del imitador de Jack el destripador han avanzado hasta tal punto en que el sospechoso ha sido descrito como un hombre alto con acento británico y bien vestido, poniéndolo en peligro de ser pronto identificado.

Aunque durante el progreso Wu se les une y logran derrotar a los sirvientes de los nobles incluyendo a Rispoli, el rey Renard es capaz de escapar en un helicóptero con su nieta, mientras que Juliette escapa del lugar.

Juliette saca provecho de lo ocurrido y lo ataca para matarlo, pero es empalada por dos flechas en el pecho por parte de Trubel, quien se había anticipado a la pelea y acaba con ella.

[8]​ El episodio terminó presentando la muerte de Juliette Silverton que es interpretada por la actriz Bitsie Tulloch.

En la misma entrevista, los productores se negaron a confirmar sí el personaje realmente estaba muerto o no.

Y mientras los primeros episodios apoyaron esa teoría, los últimos minutos probaron que la longevidad no quiere decir que David Greenwalt, Jim Kouf, y el resto de los escritores quieren descansar en sus laureles.