El término crux simplex fue inventado por Justo Lipsio (1547-1606) para indicar un solo madero simple (sin travesaño) al cual se fijaba alguien para dejarle morir así o con el cual se empalaba a alguien («Simplex [...] voco, cum in uno simplicique ligno fit affixio, aut infixio»).
Todos estos términos fueron inventados por Lipsio y no se encuentran en textos anteriores de cualquier época.
[3] La palabra latina crux proviene de la raíz indoeuropea ger o kar (que significa ‘encorvado, doblado, torcido, ganchudo, apretad’).
En este tipo el condenado era atado o clavado a la crux simplex y dejado allí hasta su muerte.
[14] También Patrick Farbairn, en The Imperial Bible Dictionary, declara: «Hasta entre los romanos la crux (de donde se deriva nuestra cruz) parece haber sido originalmente un palo en posición vertical, y esto siguió siendo siempre la más prominente de las dos partes.
Porque parece que la muerte se daba no sólo con la cruz: se la daba también espetando al criminal por el trasero y la espina dorsal con un palo que emergía por la boca (adactum per medium hominem, qui per os emergat, stipitem)».
[20][21] Sin embargo, algunos creen que los romanos siguieron usando también el método de la crux simplex en ocasiones excepcionales.
La utilizó al hablar de la pena de muerte aplicada a veces entonces mediante el empalamiento en sus Cartas a Lucilio, 14: adactum per medium hominem qui per os emergat stipitem[25] («el hombre empalado con la pica emergiendo de su boca»);[26] y en su Consolación a Marcia: alii per obscena stipitem egerunt[27] («aquel los empala por los órganos genitales»).
Los asirios empalaban a sus víctimas por las costillas y los dejaban colgando de lanzas o estacas altas.
Posteriormente este método de ejecución fue adoptado por los persas quienes lo usaron sistemáticamente durante el siglo VI a. C. En la religión zoroástrica de los persas se consideraba sagrados tanto al fuego como a la tierra, por eso sus ritos fúnebres excluían el entierro o la cremación; debido a eso los cadáveres solo se colocaban en camas de madera sostenidas por postes altos para que las aves los devoraran.