La cronometría es la disciplina que se ocupa de la medida exacta del tiempo, midiéndolo por períodos o divisiones.
La cronometría se basa en la regularidad de determinados fenómenos y en las matemáticas subyacentes.
Si el reloj es perfecto, su medición es de exactamente veinticuatro horas y se dice que su diferencia es cero.
Entonces se dice que el sol pasa por su punto meridiano, del latín, meri-die, mediodía.
[7] Para superar estos defectos, se desarrollaron dispositivos que podían funcionar día y noche, y que ya no medían fenómenos periódicos naturales, sino fenómenos periódicos mecánicos.
Entre el siglo X y el siglo XVI, mecánicos de todo el mundo se dedicaron a diseñar aparatos que, utilizando pesos o muelles, [8] ofrecían la posibilidad de indicar la hora y dieron lugar a los primeros relojes astronómicos.
Una noción fundamental en cronometría fue descubierta por Galileo, que comprendió en 1638 que había oscilaciones cuya cadencia es casi independiente de su amplitud, fenómeno conocido como isocronismo,[9] dando lugar a la teoría física sobre el movimiento del péndulo.
[10] Christiaan Huygens inventó en la segunda mitad del siglo XVII, en colaboración con Salomon Coster, el primer reloj regulado mediante un péndulo,[10] y poco después, adaptó la idea de Robert Hooke de un volante en espiral como regulador en los relojes.
Un órgano regulador se encarga de frenar la expansión del muelle para que las agujas indiquen el tiempo transcurrido con la mayor precisión posible.
El escape de áncora libre introducido en 1769 por Thomas Mudge fue mejorado hacia 1830 por Georges-Auguste Leschot, al igual que se optimizó la estabilidad térmica del volante-espiral a principios del siglo XX con nuevos materiales de bajo coeficiente de dilatación, como el Invar y el Élinvar descubiertos por Charles Édouard Guillaume.
[11] Los primeros relojes eléctricos que aparecieron en 1840 con Alexander Bain y en 1921 con William H. Shortt, presentaban un sistema electromecánico realmente notable.
Este último péndulo se utiliza para animar un mecanismo que permite mostrar las horas y proporciona regularmente un pulso al péndulo del reloj maestro para evitar que se detenga.
Si no es así, la frecuencia de la onda inyectada se ajusta automáticamente.
Asociando esta oscilación con un cuarzo, se obtiene un reloj molecular muy eficiente, cuya precisión es de 10−10, o aproximadamente, un segundo en treinta años.
Si el detector cuenta con demasiados átomos que no están en el estado esperado, la frecuencia de la onda electromagnética se ajusta automáticamente.
Estos relojes tienen una precisión de 10−12, y sólo se desvían un segundo en 300 años.
En 1967, durante la 13.ª Conferencia General de Pesas y Medidas, el "tiempo astronómico" fue sustituido por el "tiempo atómico".
Se ha planteó la idea de poder utilizar estas ondas para la cronometría, pero el estudio de estos púlsares demostró que no eran estables, ni a corto ni a largo plazo.