Crónica
La crónica lleva cierto distanciamiento temporal a lo que se le llama escritos históricos.La literatura cronística no tiene el rigor metodológico de la historiografía científica, sus pretensiones son otras muy distintas, por lo que su utilización como fuente historiográfica se hace con la prevención necesaria por los historiadores; como hacen aquí al calificar la Crónica de Alfonso III: Los propios cronistas dejaron constancia de tales limitaciones: En la Edad Media y el Renacimiento, la utilización de los términos «anales», «crónicas» e «historias» es ambigua, equívoca y, en la práctica, intercambiable.Las amarillas tienen material más subjetivo y generalmente la voz autorizada es una persona o ciudadano común; las blancas usan material más objetivo y la voz autorizada es, generalmente, la autoridad, un profesional, etcétera.A partir del siglo XIV el término utilizado casi de forma exclusiva es el de Crónica y las historias eran los hechos en sí o los relatos que se podían leer en las Crónicas.Generalmente la obra se considera una Crónica y su autor historiador o historiógrafo.