Biografía
[3] Se configura modernamente, sobre todo, con las moralizantes Vidas paralelas de Plutarco y los distintos De viris illustribus y atraviesa la Edad Media característicamente en forma de hagiografía o vidas de santos hasta alcanzar la biografía carolingia; se seculariza a partir del Renacimiento y reverdece en el siglo XIX con el Romanticismo, volviéndose luego con el Realismo mucho más riguroso y documental hasta la actualidad.[4] Entre los teóricos no españoles son de considerar Wilhelm Dilthey, André Maurois, Munford, Emil Ludwig y Stefan Zweig, también biógrafos, a excepción del primero.La biografía autorizada suele estar compuesta por un ghost writer o "escritor fantasma", por lo general un periodista, cuando el personaje biografiado no dispone de tiempo o de la habilidad de redactar sus propias memorias, para lo cual aquel se inspira en conversaciones con el personaje, en cintas magnetofónicas (magnetófono) grabadas con él o en un borrador o documentos suministrados por él, a los que da forma de relato en primera persona y, más raramente, en tercera.Por otra parte, el biógrafo más autorizado, objetivo e imparcial es siempre un historiador profesional.Otro subgénero biográfico es el relato testimonial o memorial, un tipo de informe cuya tendencia objetiva puede muchas veces contaminarse con lo autobiográfico.Pueden citarse al respecto compilaciones como las Vitae patrum, el Flos sanctorum o La leyenda dorada de Jacopo della Voragine.De ámbito más funcional y pragmático, es el género biográfico contemporáneo del Who's who / Quién es quién, usado para referenciar biografías especializadas en un determinado oficio o sector de la sociedad moderna.Louis Moréri publicó otro que lo superó en 1674 y sucesivamente ampliado alcanzó diez tomos en folio ya en 1759.Pero su tendencia poco científica suscitó una obra más rigurosa de Pierre Bayle, su famoso Dictionnaire historique et critique (1696).En el siglo XIX, el Romanticismo dio al género biográfico dos direcciones diferentes: profundiza en la vida psíquica del biografiado o busca, por encima de todo, la amenidad literaria, sacrificando la verdad del personaje.Fueron hitos al respecto las polémicas biografías de Jesucristo escritas por David Friedrich Strauss (1835) y Ernest Renan (1863).Modernamente, cultivan este género Rüdiger Safranski, Ian Gibson y muchos otros.En cuanto a los diccionarios biográficos, llega en este siglo su consagración con las obras de Louis Gabrie Michaud Biographie universelle ancienne et moderne (Paris, Desplaces, 1843-1865), en 45 volúmenes, aún útil y con artículos firmados y acompañados de bibliografía.y ya en transición al siglo XX Allgemeine deutsche Biographie (Leipzig, Duncker & Humblot, 1875-1910), 55 vols.y su Suplemento, audaz intento que no escatimaba en biografías de personajes españoles.La gran empresa que supuso la Enciclopedia Hispanoamericana conocida popularmente como el Espasa fue sin duda alguna un hito al consignar una información preciosa y con frecuencia insustituible sobre algunos raros personajes de la letra pequeña del siglo XIX.Los diversos Archivo biográfico de España, Portugal e Iberoamérica (ABEPI) dirigidos y redactados por Víctor Herrero Mediavilla, compilaciones de índices biográficos españoles, han sido muy útiles.Como quedó dicho en un principio, los grandes teóricos de la biografía son precisamente españoles, y estos fueron a su vez grandes y singularísimos biógrafos, los más importantes en lengua española: el citado Gregorio Marañón (El Conde-Duque de Olivares, Antonio Pérez, Don Juan, Amiel, Luis Vives, El Greco y Toledo, Cajal, Menéndez Pelayo...), Eugenio D'Ors (Flos Sophorum...), Ramón Gómez de la Serna (Goya, Don Ramón María del Valle-Inclán, El Torero Caracho, Óscar Wilde, Retratos contemporáneos, Efigies...) y, en menor medida, María Zambrano (Séneca, Unamuno).