No obstante, muchos de los que concordaban con las interpretaciones de Lutero o Calvino (y otros personajes) eran llamados "luteranos" o "calvinistas", en un inicio, especialmente por enemigos u opositores como la Iglesia católica.
De manera semejante, John Wesley, a quien se le relaciona con el origen del metodismo, no quería formar una denominación nueva.
Henry Ward Beecher expresó su rechazo a llamar "congregacionalistas" a otros cristianos cuando dijo: Albert Barnes, cuyas predicaciones se etiquetaron bajo el calificativo de "presbiterianismo", escribió: De igual forma, George Arthur Buttrick dijo: También George Whitefield, en un sermón en Pensilvania, se oponía al denominacionalismo.
Algunas personas piensan erróneamente que pertenecer a una denominación cristiana particular los podría salvar.
Sin embargo, las escrituras del Nuevo Testamento estipulan que «solo en Cristo se puede ser salvo» (Hechos 4:12), pues "en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos".
[16] Dicho parecido puede ser tanto involuntario, como debido al compartimiento de una red comunicativa entre ellas, en cuyo caso se denominan congregaciones «pos-denominacionales».
[17] Las congregaciones de este tipo son independientes, esto es, que no están sometidas a alguna institución religiosa "superior", por lo tanto rechazan tomar como modelo a otras congregaciones confesionales o imitar todas sus funcionalidades administrativas o doctrinales.
Además, generalmente pretenden rechazar las doctrinas de diversas denominaciones que consideran sin fundamentos bíblicos ni evangelísticos.
Aunque las congregaciones no denominacionales rechazan etiquetarse bajo alguna designación o nombre doctrinal, generalmente hay muchas de ellas que aceptan "con los brazos abiertos" a miembros de otras denominaciones; esto es, que no les impiden congregarse a miembros que sí tienen denominación, independientemente de su cultura, origen o nacionalidad.