Cristóbal de Santa Catalina

Murió por infección de la epidemia del cólera.[3]​ Siendo sacerdote fue enviado al eremitorio El Bañuelo (Córdoba) donde se dedicaría a la vida de oración, silencio y penitencia, después le enviaron como apoyo a los sacerdotes castrenses.De una cofradía recibió el noble regalo de un pequeño hospital en donde daba asistencia a los necesitados.Viendo los lugareños las intenciones del sacerdote, se decidieron ayudar en la misión que él llevaba a través del hospital; posteriormente fundó la Congregación de Franciscanas Hospitalaria de Jesús Nazareno.Él, en su afán de ayudar a los enfermos, quedó contagiado y el 24 de julio, en su agonía, dictó a sus hermanos y hermanas su testamento espiritual: El milagro comprobado que le permitió la beatificación fue lograr el nacimiento de un bebé después de sufrir a las diecisiete semanas de gestación una rotura prematura de membranas con pérdidas de líquido amniótico; las religiosas que fundó el Padre, rezarón al Venerable y se logró la sanación.