Cristóbal Colón (1897)

Su artillería principal, estaba previsto que hubiera estado compuesta por 2 cañones Armstrong de 254 mm que nunca llegó a montar tanto por haberse considerado defectuosos los dos ofrecidos en un primer momento por la casa Armstrong de Pozzuli por considerarlos inservibles,[3]​ dándose además la circunstancia de que uno de los citados cañones, había sido rechazado previamente por los citados defectos por la Regia Marina para el acorazado Dandolo.

[4]​ El conflicto con los Estados Unidos, y el posterior bloqueo armamentístico, provocaron que el buque entrara finalmente en servicio sin su artillería principal.

Su artillería principal fue rechazada por defectuosa, con lo que se incorporó sin cañones de grueso calibre a la Armada.

Su comandante, el capitán de navío Emilio Díaz-Moreu, como en los otros casos decidió embarrancarlo y evitar que cayera en manos del enemigo.

Fue el máximo exponente de la improvisación y mala planificación de la escuadra española, pues, sin su artillería principal, se mandó un buen barco a un combate en el que no tenía ninguna posibilidad.

El Cristóbal Colón en pruebas de mar en 1897.
Restos del Cristóbal Colón tras la batalla.
Marineros estadounidenses inspeccionando los restos del buque en 1899 para un posible reflote.
Pecio del crucero acorazado Cristóbal Colón en la actualidad. Se aprecia la quilla y el boquete realizado con explosivos por Jacques Cousteau en su búsqueda del tesoro.