La prueba más valiosa de la presencia humana en Cretas corresponde a las pinturas rupestres descubiertas en su término municipal.
Sus enfermedades más comunes son catarros, inflamaciones, tercianas y algún ataque apoplético.
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En el primer frontón sobre las cinco hornacinas, hoy vacías, se representa a Dios como padre eterno y un poco más arriba en el frontón superior, un nuevo relieve representando la coronación de la virgen por la trinidad.
Entramos a ella pasando bajo el arco que se abre en la llamada casa Sapera.
Se trata de una antigua casa familiar construida probablemente en el siglo XV, asociada a la familia Sapera cuyo miembro más ilustre fue el obispo Francisco Climent, también llamado obispo Sapera.
Posee hermosas ventanas góticas y, en el número 7, encontramos en la fachada una figura esculpida representando un soldado, posiblemente de la época napoleónica o carlista.
Desde la casa Sapera hasta la plaza mayor, el trazado de Cretas sigue una estructura que bien podría tener un origen en la dominación musulmana, con una calle central de la que se derivan otras más estrechas y originalmente sin salida.
Lo más característico de la plaza es su magnífica columna central, originaria de 1584 y construida probablemente para un futuro edificio consistorial del que Cretas carecía en aquel momento por pertenecer administrativamente a Alcañiz.
En cuanto al escudo moderno tiene la misma simbología, pero la colocación es distinta, y pasa de ser circular a cuadrado.
Como sucede en otras localidades, este portal es en realidad un resto de las antiguas murallas que circundaban la población hasta el siglo XVI.
A la capilla se accede por unas escaleras en uno de los laterales y la hornacina, hoy vacía, que probablemente guardó en algún momento una figura del santo protector.
“La capelleta de Sant Roc, lo qui no acudirà la peste li agarrarà”.
Como en otros lugares de la comarca, el poder de este santo es invocado como protección contra epidemias y enfermedades, especialmente la peste, que Cretas sufrió a lo largo del siglo XVII y que motivó la construcción de esta capilla y el “hospital” que ocupaba el mismo edificio.
Cabe resaltar que, hasta 1962, la columna que hoy en día se levanta en la plaza mayor estuvo situada a pocos metros de la capilla de San Roque en el exterior del antiguo recinto amurallado y donde hoy en día podemos contemplar el “monumento a la mujer” levantado en 1996.