Críticas conservadoras al marxismo

Eliot, Max Weber, Robert Nisbet, Thomas Molnar, Eugene D. Genovese y Richard Weaver, sin que necesariamente en todos los casos se llegue al extremo milenarista.No se puede acceder a este privilegio desde fuera, sino haciéndose una sola cosa con el proletariado y su revolución.Solo que para Marx esa presunta verdad se reducirá al «universo burgués» pensándose «abstractamente» en la «ideología hegeliana».Por otro lado si en nombre del marxismo se da por verdadero el supuesto de que la religión es causal de adaptación social en perjuicio de las "clases explotadas", entonces las clases dominantes impregnadas del mismo espíritu religioso deberían ser también conformistas respecto de su existencia material, atenuando por tanto sus supuestos intereses explotadores, e incluso siendo pasivas frente a los conflictos con la clase social explotada, cosa que pocas veces sucede: por el contrario, la reacción frente a las ofensivas revolucionarias se acrecienta a mayor religiosidad existente entre las clases atacadas (si estas son burguesas la vida religiosa más compatible para que se desarrolle una posición activa es el calvinismo).[16]​ Los conservadores cristianos replican que la utilización política de la religión, y en particular en esta dirección, puede llevar a confundir la mera alienación social con la alienación biológica producto del pecado original: la religión cristiana no provee de una "dicha ilusoria" ante una situación miserable que sin esta podría ser cambiada y convertida en "dicha verdadera", sino que promete el cambio hacia una dicha verdadera reconociendo la existencia de una situación miserable que va mucho más allá de las modificables condiciones sociales del hombre: está relacionada con la naturaleza física y biológica del hombre mismo y por lo cual no puede ser transformada por ninguna acción humana, sea constructiva o revolucionaria, sino por ende solo mediante la intervención divina.Cuando se padece esta crisis, el inconveniente del ateísmo marxista parece una cuestión menor, un detalle doctrinario.Predicar, matar, conmover, forzar, orar, no son medios neutros que sirvan para cualquier fine: cada uno lleva implícito su resultado.[...] La vía cristiana es lenta, arriesgada, carece de recetas y su resultado será siempre imperfecto, porque no hay paraísos en esta tierra.[...] Algunos cristianos de buena voluntad piensan que estos arranques del ateísmo marxista fueron una simple y circunstancial reacción frente al conservadurismo político-social de la Iglesia: si la fe en Dios se enfrenta al marxismo, el marxismo querrá excluir a Dios.Por eso el marxismo no puede –sin negarse del todo– conceder la menor realidad objetiva a Dios, vida eterna, salvación.Al igual que Nisbet,[38]​ descubre cómo los antiguos y diversos criterios yuxtapuestos de justicia para diferentes roles sociales relacionados hombre-a-hombre en una sociedad reglamentada por la tradición fueron necesariamente reemplazados por un uniforme derecho romano para individuos convertidos en mercaderes de funciones sociales impersonales.La mujer es quien mantiene a la familia, el hombre se queda en la casa, cuida los niños, hace la limpieza y cocina.Este caso es muy frecuente; en Manchester solamente, se podrían nombrar algunos centenares de hombres, condenados a los quehaceres domésticos.El filósofo político Paul Gottfried desarrolla esta idea a través de sus obras eclécticamente paleoconservadoras y reaccionarias,[64]​ de las que se destacan particularmente Los milenaristas conservadores: la experiencia romántica en Baviera y La extraña muerte del marxismo: la izquierda europea en el nuevo milenio.[68]​ Así como la reciprocidad comunitaria no colectivista sería inconciliable con la propiedad y la distribución comunista, Karl Marx aclara reiteradamente que el orden social futuro que su movimiento representa y pretende alcanzar se encuentra en las antípodas del ideal social cristiano: El conocido historiador marxista norteamericano Eugene D. Genovese dio un giro radical hacia la derecha cuando interpretó al marxismo como corolario burocrático-asalariado de la modernidad burguesa.En la década de 1930, estos artistas colectivamente escribieron "I'll Take My Stand", una crítica del humanismo ilustrado.Todas estas "lagunas explicativas" han sido consideradas cruciales para reconsiderar críticamente el marxismo ortodoxo:No se examina el papel del feudalismo agrario en este proceso, pero parecería ser más bien negativo.En realidad, tal como sucede en otros lugares, aunque aquí en una forma más bien general, no le preocupa [a Marx] la dinámica interna de los sistemas precapitalistas excepto en tanto explique los prerrequisitos del capitalismo.Sin embargo omiten a su vez el hecho de que esta propiedad ya había sido puesta en común aun cuando la contribución personal fuera totalmente voluntaria, puesto que lo privado y lo común se encontraban entremezclados en las descripciones bíblicas como parte de una economía del don.El autor también destacó que tanto la imagen privatista como la comunista del "buen salvaje" primitivo resultaron antropológicamente falsas.[101]​ Particularmente resaltó los errores en que incurrió el marxismo por utilizar diferentes categorías relacionadas con la ubicación del trabajo para clasificar los sistemas económicos.El título mismo, Su moral y la nuestra, trata de desviar la atención situando la discusión en un plano polémico.Paradójicamente, un egoísmo colectivista defendido para una clase supuestamente fuerte (pero oprimida socialmente gracias a trabas morales ilusorias impuestas por explotadores débiles), se convierte inmediatamente en un egoísmo individualista que disuelve la unidad de dicha clase[113]​ y refuerza a quienes son realmente más fuertes convirtiéndolos en opresores sociales por no tener esas trabas morales (consideradas ilusiones impuestas por los débiles explotados, entendiendo por estos ahora a los pobres).Sea el materialismo entendido en términos economicistas (Smith) o productivistas (Marx), o sea la mera voluntad de poder (Nietzsche), o una mezcla de todos estos elementos (Foucault), la exaltación (necesariamente naturalista) del interés amoral anula, para el conservador, cualquier referencia a una instancia superior que posibilite el reconocimiento medido del interés ajeno, y con este elimina cualquier posibilidad para la cohesión social altruista en un esquema marxista, sea comunista o socialista –y especialmente en este último caso,[116]​ incluso si no es marxista, ya que los fines no pueden ser comunes: El filósofo y sociólogo tomista católico Alasdair MacIntyre contestaría a los marxistas y neo-marxistas que deducen una moral relacionada con el proceso revolucionario justificada en la finalidad comunista trazando la genealogía de las ideas desde Kant y Hegel hasta Marx.Cuando el marxismo no se hace weberianismo, socialdemocracia o cruda tiranía, tiende a convertirse en fantasía nietzscheana.Por tanto, si la superestructura ideológica del revolucionario comunista refleja una comprensión vulgar a Marx y Lenin respecto a la subordinación de medios a fines, entonces o bien el comunismo terminará adoptando una forma política amoral que no será la promesa marxiana, o bien el régimen revolucionario influido por esta moral consistirá en un paso histórico que no será propiamente comunista: Ahora bien, precisamente esto no es verdad.Algún grado de interferencia es necesario, porque la superficie del planeta es limitada y el tráfico se congestiona en las rutas principales.Invirtiendo así el economicismo social que esbozaría luego, Marx ya había contraargumentado contra sí mismo: cualquier oficio puede ejercerse con independencia de su interés monetario individual inmediato, a través de la propiedad sobre los bienes ya disponibles y destinados para tal fin.Esto no concuerda en absoluto con el esquema de Marx y fácilmente podría construirse en una dirección diferente.