Bertrand de Jouvenel

Se lo puede considerar como iniciador a su vez, junto con Nicholas Georgescu-Roegen, de lo que acabó llamándose como Economía ecológica.

Su obra más famosa es La civilización de la potencia: de la economía política a la ecología política, en la que destaca tres rasgos característicos de nuestra civilización mal llamada "occidental": La industrialización o desarrollo económico, las relaciones del hombre con el resto de la naturaleza y la producción y muerte de lo efímero.

Por otra parte, como "una misma superficie produce mucho menos alimento en forma de carne que en forma de cereales", el consumo de carne conlleva un "despilfarro de espacio" y energía, que hacen que la carne no sea un alimento sostenible, si se ingiere de forma excesiva (a diario).

[cita requerida] En la obra citada anteriormente sentencia lo siguiente: "Tenemos motivos para invertir las prioridades, tanto más teniendo en cuenta que una gran parte de la especie humana no ha alcanzado todavía la seguridad de la propia existencia biológica.

[cita requerida] Su amigo Guy Sorman describe la importancia de su vida y en particular de su obra Sobre el poder: historia natural de su crecimiento (también traducida como Poder, El poder o Del poder) que une en un solo escrito una teoría general del Estado y una interpretación global de la historia que parte de la sociología política para llegar casi a una ontología política: De Jouvenel fue durante varios años miembro destacado de la Sociedad Mont Pelerin, formada como punto de encuentro para importantes pensadores liberales clásicos del siglo XX, de los cuales sin embargo se separaría finalmente por objeciones de cuño conservador: Fue en este contexto histórico e ideológico en el que escribiría otra de sus más importantes obras, La ética de la redistribución, signada por la transición y la madurez intelectual.