La morcilla (así llamada por tener una forma parecida a la del popular embutido) es una almohadilla en torno a la cual se lía la ropa; siendo el elemento sobre el que descansa directamente la trabajadera (o palo de la parihuela[1]) en la que va el costalero en cuestión.
El costal fue usado anteriormente por los cargadores del puerto, muchos de los cuales también se dedicaban a cargar los pasos.
[2] Los costaleros se organizan en cuadrillas que están al mando de un capataz, que suele tener como ayudantes un segundo capataz y a los contraguías, encargados éstos de repetir las órdenes del capataz a los costaleros que se encuentran en la parte trasera del paso.
Situados en los dos extremos de cada trabajadera están los costeros y, finalmente, los costaleros ubicados en el centro del palo son denominados corrientes.
[8] Es en esta misma época cuando se forjan las grandes sagas de capataces cuya celebridad ha llegado hasta nuestros días.
Se trata de Rafael Franco Luque, apodado "el Fatiga" (1881-1947), que entre otras novedades generalizó el uso del traje y la corbata negra para los capataces, el cuadrante con la lista de los costaleros, y perfeccionó la técnica conocida como la “igualá”, que hasta entonces se hacía sin demasiado orden.