Cortello dos Lobos

La falta de documentación relacionada con el Cortello dos Lobos, junto con su carácter popular, hace que su origen sea incierto.

Dada su presencia en un espacio geográfico tan amplio, su denominaciones son muy variadas, entre ellas las de fosos, loberas, corral, curros, cortellos, cousos, chorcos, pozos y callejos.

Sus habitantes utilizan a diario una “fala” considerada galaico-portuguesa, fácilmente constatable en los topónimos y denominaciones existentes en su término municipal.

En el interior, más o menos hacia el centro, existe un mogote de piedra que se utilizaba para atar el cebo, generalmente una cabra u oveja.

El cortello se usaba preferentemente durante los meses de invierno, ya que en verano el lobo solía dirigirse hacia territorios situados más al sur, principalmente a los llanos de la Meseta y a Portugal.

El funcionamiento del cortello requiere la existencia de un cebo, generalmente una cabra u oveja.

El balido del ovino indefenso y atado a un mogote, era suficiente reclamo como para que el lobo hiciera acto de presencia.

Varios mozos del pueblo son los encargados de entrar en el recinto para reducir al Lobo.

En estas localidades solían recibir monedas y productos de la tierra como recompensa por el apresamiento.

No existen ordenanzas municipales que regulen el funcionamiento del cortello, actuando el pueblo conforme a la tradición existente durante siglos y conforme a la interpretación del Monteiro Mayor, autoridad que ejercía como tal en todo lo relacionado con el cortello.