Estas corrientes circulares de Foucault crean electroimanes con campos magnéticos que se oponen al efecto del campo magnético aplicado (ver Ley de Lenz).
[1] En los núcleos de bobinas y transformadores se generan tensiones inducidas debido a las variaciones de flujo magnético a que se someten aquellos núcleos.
Más concretamente, dichas corrientes transforman formas útiles de energía, como la cinética, en calor no deseado, por lo que generalmente es un efecto inútil, cuando no perjudicial.
En alta frecuencia: utilizando núcleos con materiales magnéticos que tengan baja conductividad eléctrica (como por ejemplo ferrita) En baja frecuencia: utilizando delgadas hojas de acero eléctrico, apiladas pero separadas entre sí mediante un barniz aislante u oxidadas tal que queden mutuamente aisladas eléctricamente.
Se acumulan cargas en los extremos del laminado, en un proceso análogo al efecto Hall, produciendo campos eléctricos que se oponen a una mayor acumulación de cargas y a su vez eliminando las corrientes de Foucault.
Si se hace oscilar un péndulo constituido por una placa de cobre entre los polos de un electroimán, se observará que se va frenando hasta pararse por completo, produciéndose este efecto más rápidamente cuanto mayor sea la intensidad del campo.
Como el cobre es un buen conductor y la placa ofrece una gran sección al paso de la corriente, su resistencia óhmica es pequeña y las corrientes inducidas intensas.
[1] La energía cinética del péndulo en movimiento, por el principio conservación, se transforma en calor por el efecto Joule.
Un imán induce corrientes eléctricas circulares en una placa metálica que se desplaza a través de su campo magnético.
El esquema muestra una placa metálica (C) que se desplaza hacia la derecha bajo un imán estacionario.
Este campo induce un flujo de corriente eléctrica en sentido contrario a las agujas del reloj (I, rojo), en la lámina.
Otra forma equivalente de entender la corriente es ver que los portadores de cargas libres (electroness) en la lámina metálica se mueven con la lámina hacia la derecha, por lo que el campo magnético ejerce una fuerza lateral sobre ellos debido a la fuerza de Lorentz.
Como la velocidad v de las cargas está a la derecha y el campo magnético B está dirigido hacia abajo, a partir de la regla de la mano derecha la fuerza de Lorentz sobre las cargas positivas F = q(v × B) es hacia la parte posterior del diagrama (a la izquierda cuando se mira en la dirección del movimiento v).
Esto provoca una corriente I hacia la parte trasera bajo el imán, que circula por partes de la lámina fuera del campo magnético, en el sentido de las agujas del reloj hacia la derecha y en sentido contrario hacia la izquierda, hasta la parte delantera del imán de nuevo.
Los portadores de carga móviles en el metal, los electrones, tienen en realidad una carga negativa (q < 0), por lo que su movimiento es de dirección opuesta a la corriente convencional mostrada.
El campo magnético del imán, actuando sobre los electrones que se mueven lateralmente bajo el imán, ejerce entonces una fuerza de Lorentz dirigida hacia atrás, opuesta a la velocidad de la lámina metálica.
Los electrones, en las colisiones con los átomos de la red metálica, transfieren esta fuerza a la lámina, ejerciendo una fuerza de arrastre sobre la lámina proporcional a su velocidad.
La energía cinética que se consume al superar esta fuerza de arrastre se disipa en forma de calor por las corrientes que fluyen a través de la resistencia del metal, por lo que el metal se calienta bajo el imán.
Ambas fuerzas se oponen al movimiento de la hoja.
También pueden ser usados para inducir un campo magnético en latas de aluminio, lo que permiten que estas sean fácilmente separables de otros elementos reciclables.
Los superconductores permiten una conducción perfecta, sin pérdidas, que crean corrientes de Foucault iguales y opuestas al campo magnético externo, permitiendo de esta manera la levitación magnética.
Las corrientes de Foucault se emplean aún en ensayos no destructivos para detectar discontinuidades superficiales y medir conductividad eléctrica en metales no magnéticos.
La resistencia eléctrica entre las placas genera un efecto de arrastre análogo a la fricción, que disipa la energía cinética del carro.
Aunque la pérdida de energía útil resulta casi siempre indeseable, a veces tiene algunas aplicaciones prácticas.
Las corrientes de Foucault encuentran resistencia mientras circulan a través del metal, y disipan energía en forma de calor, haciendo que las ruedas disminuyan su velocidad.
Cuanto más rápido giren las ruedas, más fuerte será el efecto, resultando que a medida que el tren disminuye su velocidad, también lo hará la fuerza de frenado, consiguiéndose un frenado suave proporcional a la velocidad de las ruedas.
Si se toma en la chapa una espira diferencial, su resistencia será
siendo Eef la tensión eficaz, cuyo valor en función del máximo, Em, es
Esto no quiere decir que las corrientes hayan desaparecido, sino que debido a la limitación de la banda donde actúa, limitado por los cortes realizados, estas se ven muy mermadas.
Esta construcción no produce la disminución del flujo magnético, pues se dispone siempre según el plano que recorren las líneas de fuerza.