Coro de la Catedral de Orense

Desmantelado en 1937, el conjunto se conserva casi en su totalidad en la Catedral de Orense (Galicia, España).En los sitiales del coro bajo y distribuidos a ambos lados se ubicaban los doce racioneros, los cuatro capellanes curados, los cuatro dobleros, y los capellanes y clérigos del coro, disponiéndose también asientos en el coro alto para los huéspedes en función del rango que ostentaban, asientos en el coro bajo para los canónigos que se encontraban en el periodo de seis meses de noviciado, y asientos para aquellos castigados por la entonces vigente jurisdicción Beate Martine.Algunas obras pétreas serían sin embargo destinadas tanto al altar mayor como a los sepulcros de las dos naves, hallándose a día de hoy unos pocos fragmentos sueltos en el Museo Municipal, si bien una parte de los muros se dejó en su sitio y pasó a formar parte del nuevo coro.Manda S. S.a primeramente se hagan las sillas del coro, llamando para ello a los oficiales de León, con quien está concertada y están obligados a lo hacer según pasó el contrato en presencia de Su Rvma.Se le pasan en cuenta 476 reales que pagó a Esteban Jordán por diecisiete días que se ocupó en venir de Valladolid, volver y visitar la obra del coro, a razón de 24 reales cada día.Tratóse primeramente como había venido Jordán a ver la obra de las sillas y que sería bueno despacharle.Este día dijo el Deán como Jordán y Bautista Zelme avian dado su parecer en escripto en lo tocante a la obra del coro.[nota 5]​ Existían a su vez unas rejas o cancillas de hierro facturadas por Lozano en 1588 que conectaban la capilla mayor con el coro cerrando el acceso de los feligreses a estas áreas, que sin embargo podían ser admiradas desde ambos lados.[2]​: 216 Respecto a la obra del coro, iniciada en 1587, una de las condiciones impuestas era que esta debía ejecutarse en un periodo de cinco años; los tres primeros comprendían el corte y secado de la madera, la cual fue financiada por el cabildo, quien a mayores dio a los artistas alojamiento y talleres para que tanto ellos como sus oficiales pudiesen trabajar.[1]​ En lo que respecta al traslado del material a Orense, las vicisitudes del mismo figuran plasmadas en un registro de 1588:[nota 8]​ Con el carpintero de la Iglesia fui al principio y estuve dos días y me volví sin hacer cosa por no estar el contador del marqués en el pueblo, no llevé mula de alquiler porque me prestaros.Vs mercedes me la harán que le de libranza del gasto, sea todo como fueren servidos 407, 470.[nota 12]​ Finalmente, la tarde del 24 de marzo de 1589, con el conjunto aún sin acabar, Pedro González Acebedo, obispo bajo cuyo mandato se finalizó la sillería, celebró un solemne festejo para inaugurar el coro, con los miembros del mismo entrando a la catedral en procesión mientras entonaban el «Te Deum» en agradecimiento.Para mediados de 1590 los tallistas aún no habían concluido su labor ni estaban trabajando en la obra, por lo que el cabildo intentó forzarles a regresar y terminar el remate de serafines así como otras tallas y ornamentos; los artistas no se mostraron dispuestos a volver, muy probablemente por la pena de 600 ducados que pesaba sobre ellos y que se desconoce cómo la saldaron.Una vez finalizado el coro, Sanclemente escribió una carta al cabildo desde Santiago congratulándose de ello y remitiéndole 300 ducados para ayudar a costear la obra más otros 100 a modo de gratificación para Solís y Angés, motivo por el que se dispuso su escudo en el sitial episcopal junto con las armas de Acebedo.[nota 15]​ El asiento correspondiente al obispo albergaba un relieve del Salvator Mundi, mientras que a ambos lados se disponían las siguientes figuras desde dentro hacia afuera (sin contar las virtudes que decoraban las esquinas):[1]​[nota 16]​ Por su parte, la sillería baja estaba conformada por veintinueve asientos con imágenes en medio relieve de medio cuerpo, figurando San Gregorio en el centro y, a ambos lados y de dentro a afuera (igualmente sin contar las virtudes que decoraban las esquinas):[1]​ Originalmente el coro contaba con una puerta en cada lateral donde figuraban en bajo relieve la Tentación de Adán y Eva (lado de la epístola) y la Expulsión del Paraíso (lado del evangelio).Finalmente dicho proyecto, el cual comprendía también la sustitución del retablo mayor por uno de corte neoclásico (mismo caso que en la Catedral de Lugo), lo que hubiese supuesto una pérdida incalculable para el arte orensano, no llegó a ejecutarse por falta de fondos, los cuales iban a ser aportados por el obispo Dámaso Egidio Iglesias Lago.El impedimento de este plan, propuesto para su realización en 1857, se debió a que para entonces Bedoya ya había muerto (falleció en 1850), si bien su sucesor trataría de llevarlo a cabo sin éxito.La seo orensana fue muy probablemente la segunda en retirar su coro, en plena guerra civil, estela que ya en la posguerra seguirían otras catedrales como las de Compostela, Tuy y Mondoñedo, si bien muchas mantuvieron sus coros intactos, como las de Lugo, Astorga, Zamora, Burgos, Sevilla y Toledo.El Sr. presidente continua extendiéndose en consideraciones sobre la bondad y necesidad de la realización de la obra, y termina cediendo la palabra al Sr. Bugallo Pita, asesor que fue y es del ingeniero D. Alejandro San Román, al que se deben los planos y proyectos de lo que ahora se quiere ejecutar, [...] hace una detallada exposición de las obras con los planos a la vista, que en síntesis son: 1°- Traslado del órgano nuevo a la tribuna propia del mismo, o sea la que está sobre el Pórtico de la Gloria previo acondicionamiento del pavimento, hoy inservible.En la nueva tribuna ganaría extraordinariamente el órgano en sonoridad por las inmejorables condiciones acústicas del lugar.Las demás sillas formando una sola serie serán colocadas en los lienzos de pared de la capilla del santísimo Cristo hoy revestida por damascos, con lo cual la catedral tendría dos coros y la capilla referida sería extraordinariamente enriquecida con una obra churrigueresca muy en conformidad con los retablos que tiene.Prelado, y obteniendo su consentimiento que se dé cuenta para el mismo efecto al Excmo.Bugallo Pita y Cid Rodríguez, para lo cual se les autoriza en debida forma [...].La capilla mayor fue posteriormente cerrada con las rejas que antaño rodeaban el presbiterio y el acceso principal al coro, quedando la cabecera configurada del mismo modo que las cabeceras góticas francesas, si bien de esta forma la nave del crucero quedó seccionada, detalle que aporta una distribución nunca concebida para la catedral y que crea cierta confusión y desorientación si se accede a la seo por las puertas norte o sur.La casa de subastas encuadró la obra en el siglo xvi y la asignó a la escuela castellana.González García la descartó acertadamente como parte del conjunto, aunque sí la asignó al catálogo de Angés.En la obra de Angés, puramente manierista, las telas no contribuyen a expresar sentimientos puesto que no se hallan dotadas de movimiento, limitándose tan solo a cubrir la anatomía y llegando incluso a reducir los movimientos, rasgo que provoca un fuerte contraste de curvas y contracurvas propio del manierismo, con una mayor tendencia al realismo frente al idealismo.[8]​ La tabla de San Sebastián es quizá la más lograda del conjunto; aquí Angés, al igual que Benvenuto Cellini con su obra Perseo con la cabeza de Medusa (1545-1554), no se centró en mostrar el sufrimiento típico en la iconografía del mártir sino que apostó por exhibir la belleza del cuerpo acorde a las directrices renacentistas, para lo cual suprimió las tan características saetas.Por su parte, la tabla de San Andrés se parece mucho a la de Santiago el Mayor en lo que a rasgos, anatomía y pose se refiere, luciendo su característica cruz aspada y resultando llamativa la violenta torsión del cuello.[1]​ Respecto a las antiguas puertas del coro, inspiradas en grabados de Alberto Durero y Lucas van Leyden, en ambas Eva luce pletórica, con una musculatura muy pronunciada al igual que Adán, si bien en este caso los desnudos no poseen la elevada calidad con la que sí cuenta San Sebastián ya que estos muestran concavidades y convexidades semejantes a las de las figuras vestidas, aunque en ambas tablas la desnudez termina siendo más importante que el acontecimiento plasmado.
Fragmento de la traza del coro de la Catedral de Orense (c. 1580), por Diego de Solís. Museo Arqueológico Provincial de Orense . [ nota 1 ]
Talla de San Martín . [ nota 17 ]
Escudo de Sanclemente.
Caridad .
Fortaleza .
Pilastra del coro. Sobre ella, insignia de peregrinación de María Magdalena .
Pilastra del coro. Sobre ella, talla de la Dolorosa . [ nota 22 ]
El coro en su ubicación original.
Coro de la capilla mayor.