Control es la aptitud que posee el poder político de dirigir o suprimir el cambio (cambio político) para conseguir la estabilidad política.
Tiene principalmente tres dimensiones: El control pretende reducir la incertidumbre de un sistema o de uno de sus elementos.
Tanto en términos individuales como colectivos, la búsqueda enfermiza de control puede ser una reacción fóbica al miedo o a la angustia (por ejemplo, el miedo "al otro", el miedo a la novedad, el miedo a la libertad -concepto de Erich Fromm- e incluso el miedo al éxito).
La psicología del control es una rama de la psicología derivada de las teorías del stress.
[1] Las técnicas de control político (seducción, propaganda y política de comunicación, educación, represión -represión política-, manipulación política, desinformación, populismo, terrorismo, paternalismo, corporativismo, clientelismo, corrupción política,[2] control de los cauces de participación política y movilización, gestión de las demandas políticas, del consenso -consenso manufacturado- y del conflicto) se utilizan en todas las formas de gobierno, pero son especialmente conspicuas en los sistemas autoritarios y totalitarios.