Walther von Brauchitsch y el mayor general de infantería Georg von Sodenstern al convencerse de que estas acciones agresoras llevarían a Alemania a una guerra para lo cual Alemania no estaba preparada.
Además Walther von Brauchitsch, quien debía ejecutar el plan, rompió con el grupo al ver que la situación geopolítica favorecía a Hitler, pero no cometió delación.
Hitler sería apoyado una segunda vez por Francia e Inglaterra en los llamados Acuerdos de Múnich, cediéndole pacíficamente Checoeslovaquia.
Halder cayó en depresión nerviosa, desactivando la conspiración y revocando una orden ejecutiva de detener a Hitler.
Analizada la situación, Halder acertadamente se convenció de que esta vez ni Francia ni Inglaterra estarían dispuestas a apoyar esta nueva agresión lo que desembocaría en la guerra.