Configuración histórica de la provincia de Granada
El antiguo Reino de Granada será parte importante en este proceso dado el desequilibrio de su extensión superficial con respecto a otras provincias y la heterogeneidad interna, que dificultaban sobremanera su fiscalización y administración por parte del estado central.Las numerosas empresas que acometieron Carlos I y luego Felipe II, provocaron un leve intento de organización territorial capitalizadas en las 17 ciudades que tenían representación en Cortes.[17] En este mismo año, el rey Fernando VI reordenó el sistema de intendencias, asignando uno a cada provincia, junto con el corregidor de la capital (cargos que volvieron a separarse en 1766).Cada intendente sería auxiliado por un teniente letrado o alcalde mayor subordinados, para el ejercicio de las funciones judiciales.Un ejemplo más cercano al período reformista del siglo XIX es el Censo de Floridablanca.[6] Las principales carencias encontradas fueron: los grandes contrastes en la extensión de las provincias así como su discontinuidad espacial formando numerosos enclaves y exclaves.Además existía una gran complejidad en cuanto a las subdivisiones internas y denominaciones.[20][21] España quedó configurada en 31 provincias o intendencias[22] que se podían agrupar estadísticamente en 5 grandes bloques en función de su complejidad interna.Estaba enmarcada dentro del Grupo B[23] -provincias con una única subdivisión interna-, compuesta por 20 circunscripciones o partidos.[27] En el caso del Reino de Granada, estas características eran reunidas claramente por Málaga que fue instituida como provincia marítima.Málaga tenía una población en torno a los 50.000 habitantes y su comunicación era bastante dificultosa con Granada.Si bien nunca llegó a tener un intendente debido a las presiones que se ejercieron desde Granada, al igual que ocurrió con el resto de centros metropolitanos y sus provincias marítimas.Sin embargo éstas servirán de base para futuras provincializaciones, en las que Málaga -en casi todos los casos- será considerada capital provincial.La división territorial en la España de entonces era inviable para la explotación del país por la administración napoleónica, por lo que se pensó en una reestructuración del territorio de nueva planta que dejara atrás condicionantes históricos de los diferentes territorios y eliminara las divisiones que entorpecían la administración como los enclaves y exclaves.[36] La Constitución elaborada por las Cortes de Cádiz (1812) cita cuáles eran los territorios españoles y recoge la necesidad de llevar a cabo una nueva división del mismo más conveniente.[38] Con esto se pretendía eliminar la estructura territorial heterogénea, desigual, desequilibrada y de privilegios regionales hasta entonces existente.Pese a la excentricidad de la capital con respecto al territorio no supuso un problema frente a su situación estratégica en la confluencia de los caminos entre Baza, Granada y Almería.[42] Durante el sexenio absolutista de Fernando VII (1814-1820), la corriente reformista liberal se paralizó volviendo al conservadurismo del Antiguo régimen.España quedaba dividida en 52 provincias ante las protestas de las ciudades cuyo rango en la organización tradicional era mayor, como Barcelona, Santiago y Granada.La parte occidental del antiguo Reino de Granada encontró una clara capital en Málaga que había consolidado su posición desde 1799.[49] Antes de la aprobación del proyecto, Tadeo Calomarde quiso consultar a las chancillerías afectadas.Los criterios de delimitación debían basarse en el volumen poblacional, situación geográfica, distancias, divisiones naturales, relaciones mutuas, entre otros.En base al Diccionario de Pascual Madoz, la provincia granadina estaba comprendida en 1843 por 204 municipios, que en la actualidad han quedado reducidos a 174 en un proceso de segregación e integración muy complejo que se intenta resumir en las siguientes tablas.Los municipios absorbidos suelen tener escasa población y por lo tanto poca capacidad de gestión política.Los municipios receptores suelen ser cabeceras comarcales o términos importantes en su entorno inmediato.Una vez más los espacios serranos son los más proclives para este fenómeno, ya que en ellos -dado lo fragmentado del terreno- abundan los municipios de escaso tamaño -tanto en extensión como en población- que se prestan a fusionarse entre ellos para tener una mayor capacidad política y de gestión.Mucho menos frecuentes son los cambios en los límites municipales entre dos municipios limítrofes.Las mayores relaciones socioeconómicas con otro término es la razón primordial para estos cambios de lindes.En la actualidad, núcleos como La Herradura (Almuñécar) siguen reivindicando el autogobierno y su establecimiento como municipios.