Concilios merovingios fueron los concilios convocados por los reyes de los francos de la época merovingia, entre el 511 y el 673.
Se registran alrededor de sesenta.
Los temas que debatían, más que dogmáticos, eran en su mayor parte la codificación de las relaciones entre el rey y la Iglesia;[1] con excepciones, como el Concilio de Orange (529), que trató la cuestión del libre arbitrio.
Pusieron las bases de la organización jerárquica de la Iglesia en torno a los obispos nombrados por el rey, y delimitaron las competencias jurídicas de los (diferentes tribunales.
Muchos de sus cánones trataban sobre la gestión de los bienes de la Iglesia y la organización de la vida monástica.