Conchita Supervía

Exacta en el fraseo y la intención, su exagerado uso del vibrato le valió críticas adversas, no obstante es su restauración filológica del belcantismo rossiniano su mayor contribución al mundo de la lírica.

Cantándolas en las claves originales, Supervía volvió a la tradición estilística siendo la pionera de figuras como Teresa Berganza, Marilyn Horne, Frederica von Stade, Agnes Baltsa, Lucia Valentini Terrani, Cecilia Bartoli y Joyce DiDonato.

En 1928 realizó una exitosa tournée por toda España con la pianista torrevejense María Gil Vallejos.

En 1931 se casó con el industrial británico Benjamin Rubinstein estableciéndose en Londres y convirtiéndose al judaísmo de su marido.

Debió retirarse por unos meses en 1935, por recomendación médica al afrontar un embarazo con complicaciones.

Supervía hacia 1913.