La condenación de Fausto

Berlioz la había subtitulado como "Légende dramatique en quatre parties" (leyenda dramática en cuatro partes).

Sin embargo no quedando conforme con la misma por considerarla primitiva quemó todas las copias publicadas.

Mientras componía la música, sintió la necesidad de transmitir una visión más amplia de la obra que no quede limitada por el espacio operístico, y decidió caracterizar su obra como una leyenda dramática para presentarla en concierto.

Tal como él mismo lo describe en sus memorias:”Nada en toda mi carrera artística me ha hecho sufrir más que esta inesperada indiferencia”.

Durante una fiesta en Viena, un músico le dijo a Berlioz que para conquistar al pueblo húngaro debía tocar música húngara, y le entregó una partitura de la Marcha de Rákóczi, canción folklórica en honor al héroe húngaro.

Berlioz hizo un arreglo para orquesta que bautizó Marche Hongroise y ejecutó en la ciudad de Pest con un enorme éxito.

A lo lejos suena un paisaje sonoro constituido por ecos de una fiesta y ritmos militares.

Con un cambio brusco, Fausto y Mefistófeles se encuentran en una ruidosa taberna de Leipzig.

Brander entona una antigua balada a propósito de una rata que "está habitada por el amor".

Todos los comensales retomarán el tema para convertirlo en una fuga blasfematoria sobre la palabra Amen.

Interviene Mefistófeles para desafiar musicalmente a Brander con su “Canción de la pulga”.

Juntos, con un grupo de estudiantes y soldados, entran en la ciudad en donde ella vive.

Peina sus cabellos mientras canta una antigua canción, “La Balada del Rey de Tule”.

Sin pensar en otra cosa que no sea salvar a su amada, Fausto acepta.