Concha de Albornoz

Se educó en la Institución Libre de Enseñanza, donde conoció a la futura escritora Concha Méndez, con la que mantuvo una prolongada amistad incluso en el exilio mexicano.Organizó una tertulia o salón literario en su domicilio, por entonces en el Paseo de la Castellana, y fue miembro del Lyceum Club Femenino.Concha de Albornoz se hizo muy amiga del poeta de la Generación del 27 Luis Cernuda (según Gregorio Prieto y el crítico Antonio Sánchez-Barbudo fue sin duda la amistad femenina más importante en la vida del poeta sevillano, solo comparable a la que Concha tuvo con Rosa Chacel, con quien formaron un "trío inseparable") y en diciembre de 193i ayudó al poeta Miguel Hernández en su primer viaje a Madrid introduciéndolo en las revistas literarias y presentándolo a diversos escritores, como Ernesto Gimenez Caballero, a lo que Hernández correspondió dedicándole la octava XXV de su Perito en lunas (1933).Regresó a España, Cernuda se alistó en el ejército republicano y Concha trabajó en el Ministerio de Estado.[3]​ En Grecia se reunió con Rosa Chacel y visitaron al novelista Nikos Kazantzakis.En 1944, marchó a los Estados Unidos para convertirse en profesora del Mount Holyoke College (Massachusetts), y desde allí ayudó a muchos españoles exiliados, entre ellos su gran amigo Luis Cernuda, que también fue profesor del mismo colegio de señoritas.